miércoles, 31 de octubre de 2012

IX. LA REENCARNACIÓN


Ignoro si existe la rencarnación, pero en los últimos tiempos hemos podido ver a Moisés rencarnado en Judá Ben-Huir, en Rodrigo Díaz de Vivar, en Miguel Ángel Buonarroti, en el héroe del Planeta de los Simios, en el mayor Dundee, en Marco Antonio, en Príncipe y Mendigo y hasta en el presidente de la Asociación Nacional del Rifle,  Charlton Heston.


De todas sus vidas, la más fascinante de todas, en mi aérea opinión, fue la de Miguel Ángel. 

Dado que en todos sus papeles ha mantenido el rictus duro de su expresión facial, le cuadraba perfectamente con el artista de toscano.






Nada que ver con el legado impagable que dejó el contadino de Caprese  a la humanidad. Ahí las cosas son muy diferentes,


Además de la escultura de las esculturas, el Gigante de la Academia de Florencia, Miguel Ángel nos dejó su Moisés, al que una vez terminado le ordeno: ¡Habla!. Tal era su perfección. Como todo artista era orgulloso y le dolió tanto oír que su Piedad era atribuida a otro artista rival, que firmó su trabajo por una única vez: MICHAEL. ANGELVS. BONAROTVS. FLORENT[INVS].FACIEBAT





Para la Cúpula de San Pedro del Vaticano se inspiró en la del Duomo de Florencia, obra de Brunelleschi, a quién rindió merecido homenaje aseverando que “la haré más grande, pero no más bella”

Hoy, 31 de octubre de 2012. Se cumplen 500 años de su obra más elaborada: La bóveda de la Capilla Sixtina.

Esta capilla, construida bajo el papado de Sixto IV, se  encuentra a la derecha de la Basílica de San Pedro y originalmente servía como capilla de la fortaleza vaticana. Es famosa por su arquitectura, evocadora del Templo de Salomón del Antiguo Testamento, y su decoración al fresco, obra de los más grandes pintores renacentistas, como Rafael y Botichelli. La decoración de la Bóveda fue encargada por el Papa Julio II, cuya recreación, a manos de Rex Harrison en El Tormento y el Éxtasis, es notable.

Especial mención a las escenas del Juicio Final y de la Creación, cuando el dedo del creador dota de vida y capacidades mentales al cuerpo de Adán.



Hoy, desde que Miguel Ángel diera por terminado el encargo de Julio II, el planeta ha completado 500 ciclos al sol, pero sin regresar nunca al punto de partida, por lo que sólo podemos mirar atrás en el espacio-tiempo para imaginar cómo debió sentirse al ver su obra sin andamios, sin cortinas… sin turistas.



En estos momentos deseo fervientemente que el autor del David se pueda reencarnar tantas veces como desee.







martes, 30 de octubre de 2012

VIII. LAOCOONTE



Yo no lo he conocido, pero los que han leído la Eneida de Virgilio,  dicen que Laocoonte era un sacerdote del culto de Apolo en la antigua ciudad de Troya que estaba casado y tenía dos hijos varones.

Tras la muerte del terrible Aquiles a causa de sus problemas con el talón (no, no era un cheque sin fondos) los griegos asediadores levantaron el cerco de la ciudad dejando un monumental regalo, un enorme caballo de madera, a las puertas de la muralla, como ofrenda a la divinidad Apolo.

El bueno de Laocoonte, a quien, a pesar de ser sacerdote, ni el matrimonio ni la paternidad habían restado un ápice de lucidez, intentó prevenir a los troyanos sobre las terribles consecuencias que tendría para la ciudad, si el regalo fuese una trampa. Embriagados por la celebración del fin de la guerra, sus conciudadanos no le creyeron y le invitaron a celebrar con ellos el fastuoso regalo. Entonces pronunció la conocida frase de “Timeo dánaos et dona ferentes”  Desconfío de los griegos cuando hacen regalos”.

Esta frase, repetida mil veces por Lerroux, Voltaire, D’Alambert, Dumas, John Kennedy, incluso en Ásterix Legionario, no disuadió a los troyanos, por lo que el buen sacerdote intentó quemar la estructura arrojando antorchas a las patas del caballo. 

Los troyanos enfurecidos agredieron a sus hijos para obligarle a desistir y el buen padre, al intentar proteger a sus vástagos fue también atacado muriendo todos a manos de sus vecinos.
Cortesía de pHoto con H.


Virgilio, que era un poeta, lo cuenta de un modo más épico: Al oponerse Laocoonte a ofrecer el presente a Apolo, dos inmensas serpientes, Caribea y Porce, surgen de las aguas y devoran a sus hijos. El padre, al intentar protegerlos, es engullido también. Fin de la historia.

Lo que siguió es bien sabido. En efecto el caballo era una trampa del astuto Odiseo (Ulises) y de madrugada, los griegos salieron del interior de su panza para abrir las puertas de la ciudad al ejército de Agamenón. La moraleja es muy clara: Nunca te fíes del enemigo, amigo mío, aunque te haga regalos.


El nuevo Agamenón, un tal Sheldon, Adelson nos ha regalado un macro casino envenenado. Jugando al despiste primero con Barcelona y Madrid y con Alcorcón, Paracuellos y Valdecarros después, este astuto croupier nos obsequia con la posibilidad de crear nada menos que 200.000 puestos de trabajo estables más un número indeterminado e indeterminable de empleos temporales.

Su Caballo de Troya, al contrario del original, es transparente y, aun así, no se quiere ver. La inversión mayoritaria NO será suya, pero sí los beneficios que se obtengan. Leyes, conciertos, declaraciones urbanísticas, normas y otros marcos de entendimiento vigentes tendrán que ser “plegados” a sus exigencias (modificados, dicen sus defensores) No importa, el regalo de los poderosos no se puede despreciar.


Para nuestra, basta un botón. El Heraldo de Aragón publica:

“El ejecutivo británico Andrew Tottenham, actual cerebro del proyecto de Eurovegas en Madrid, fue el representante de la empresa norteamericana Trans World Gaming (TWG), que sacó en su día pingües beneficios al bajar el casino Montesblancos desde Alfajarín hasta el centro de Zaragoza.

Tottenham se convirtió en el presidente del casino Montesblancos en abril de 1998 tras pagar 722.000 euros por el 90% de las acciones de la empresa a Alfonso Fuentes Barrau. Firmó un protocolo con el Gobierno de Aragón en el que cerró la quita de seis millones de euros (1.000 millones de pesetas entonces) de las deudas de tasas de juego acumuladas. Pero la inversión en Zaragoza no fue la entrada de la multinacional en Europa, tal como anunciaron, porque en los tres años en los que el ejecutivo británico fue gestor en el negocio de Alfajarín, la empresa TWG no pagó ni un euro a la DGA en concepto de impuestos y acumuló deudas tributarias por valor de seis millones de euros. Aun así, los norteamericanos consiguieron que el Ejecutivo aragonés les prorrogase la licencia por cinco años”.
Genial.

Por el camino han quedado ya los mega proyectos de Los Monegros, el parque temático de Don Quijote o el Paramount Park & Lifestyle Center de Murcia. No importa, ya se sabe que los pueblos que olvidan su historia se condenan a repetirla.

¿Laocoonte, donde estás? Timeo EuroVegas et dona ferentes.

lunes, 29 de octubre de 2012

VII. ¡NO DOY CRÉDITO!


La Ardea Alba Alba, o garza blanca, habita en el continente europeo. Construye sus nidos entrelazando palitos y diversa vegetación cerca de todo tipo de humedales, y se alimenta de peces, anfibios y crustáceos, que captura en aguas poco profundas. Como todos los seres vivos tiene que cubrir sus necesidades básicas para cumplir el mandato para el que fue creada: sobrevivir.

El ser humano tiene una compleja estructura social, en la que muchos de ellos habitan en ciudades de millones de seres, sin dirigirse apenas la vista unos a otros y mucho menos la palabra. Estas ciudades albergan sus nidos u hogares construidos por una minoría de individuos, que los ceden a los demás a cambio de sustanciosas sumas de dinero. A pesar de que sus códigos de conducta, a los que llaman leyes,  determinan que todo ser humano tiene derecho a una vivienda digna, lo cierto es que cada vez hay más personas viviendo literalmente en las calles porque carecen de los recursos necesarios para acceder a una vivienda. A estas personas sus semejantes les han dado el romántico nombre de “sin techo”.

Las garzas, para sobrevivir, sólo tienen que ser garzas; los humanos, dotados de un intelecto superior, se exigen una formación acorde con el papel que van a desempeñar y algunos pocos son propietarios y otros son “la propiedad”. Su capacidad de organización hace que unos sean banqueros, políticos, industriales, comerciantes, trabajadores cualificados o sin especializar, ingenieros, médicos, caldereros, sastres, soldados, espías (con permiso de John Le Carré), sacerdotes,  desempleados, etc.

Está comprobado que para la mayoría de estas ocupaciones se necesita una preparación especifica excepto para la de desempleado o político. Ser banquero no debería ser demasiado complicado de no ser por los innumerables vericuetos económicos y financieros con los que la banca atrapa a sus confiados clientes. Preferenciales, hipotecas, créditos al consumo, opciones de futuro, “chicharros”, emergentes y un galimatías de atractivos nombres que sugieren importantes beneficios con poco o nulo esfuerzo, aprovechando una faceta muy común al género humano como es la ambición.

Un banco, por lo general, emplea el dinero de sus clientes, que se lo dan a guardar “por seguridad”,  para prestar un dinero que no es suyo a cambio de la devolución de la cantidad prestada más un interés desorbitado en un plazo predefinido de común acuerdo.

Además, por guardar este dinero que no les pertenece cobran una comisión. Con el beneficio que obtienen por estas legítimas transacciones compran más dinero a los bancos centrales de cada nación a bajo interés y lo prestan a quien consideran que les pueda pagar a un interés mucho mayor.

Por otra parte, como las viviendas disponibles son muy caras, hay una enorme cantidad de personas que se ven obligadas a solicitar préstamos hipotecarios por un importe varias veces superior a sus ingresos anuales, con un plazo de devolución de unos 30 años por término medio. Además de probar la solvencia, es necesario depositar la casa objeto del préstamo como garantía del mismo para poderlo obtener.

La paradoja es que te dejan un dinero que no les pertenece a cambio de ceder la titularidad de la casa, mediante consignación de la carga hipotecaria en el registro de la propiedad. De esta forma se aseguran un bien inmueble tasado en un valor algo superior al importe prestado. Si por cualquier contingencia improbable, como perder el puesto de trabajo,  no es posible devolver el dinero, o si se por cualquier otra causa imprevista se dejan de abonar un número de cuotas, el banco ejerce su legítimo derecho al desahucio. Legítimo quiere decir que es legal. No confundir con justo ni moral.

Hubo un tiempo no muy lejano en el que los bancos concedían hipotecas con relativa facilidad. Había muchas casas en oferta y las familias con más de un sueldo mensual eran un estupendo mercado para los productos hipotecarios. Pero de repente, la cifra de parados empezó a elevarse de forma sistemática, como la cápsula de Félix Baumgartner, y la gente empezó a desatender sus obligadas cuotas al no poder disponer de ingresos con las que hacerles frente.

Desde mi limitada mentalidad de garza, no alcanzo a entender que los seres humanos pongan en la calle a los de su propia especie, en lugar de buscar otras soluciones. Tampoco es comprensible que, al quedarse con la casa, la deuda no quede compensada al menos con el valor de tasación del inmueble, que muchas veces es muy superior al valor de la deuda pendiente.

Otra paradoja: cuando un bankio tiene dificultades económicas por haber gestionado mal sus recursos, es el erario público formado por toooooda la ciudadanía quien acude en su ayuda. Cuando un ciudadano tiene dificultades económicas porque le han dejado sin recursos, el primer carroñero que se ceba en su infortunio suele ser un banco.

A lo mejor amplío el nido para guardar las carpas de mis compañeras a cambio del 10% de lo que me dejen. Puedo prestar las carpas que no he pescado a otras garzas a cambio del 110% a la semana. Dentro de poco seré la garza más rica del Manzanares.

La verdad es que todo lo que rodea a la banca es difícil de entender… ¡No doy crédito!


VI. ETOLOGÍA Y ECOLOGÍA.



Somos pasajeros de un vehículo espacial llamado Tierra que sigue un rumbo errático y oscilante entorno de una estrella llamada Sol, a la que acompañamos en su loca carrera por la galaxia sin que nadie sepa a ciencia cierta de dónde partimos ni hacia dónde vamos.
Esta nave está poblada por una profusa variedad de seres vivos, animales y vegetales, y una serie de recursos que presentan estados líquidos, sólidos o gaseosos. A todo este entorno, la especie dominante, la raza humana, le ha asignado el pomposo nombre de biodiversidad  o diversidad biológica.

Al mismo tiempo han elevado a categoría de ciencia,  con el nombre de ecología al estudio del resto de seres vivos, su hábitat, cuantía y distribución. De hecho, algunos humanos se han erigido en protectores de los animales y se autodenominan ecologistas. Como consecuencia resulta que hay muchos ecologistas pero muy pocos ecólogos.

Por supuesto, la más estudia es la raza superior. Las ciencias inmersas en el estudio de la conducta humana, que se enmarcan el la antropología global,  son la Psicología, la Psiquiatría, la Neurología y la Antropología Filosófica y en algún aspecto, la Biología. El estudio de la conducta del resto de animales se llama etología. No hay movimientos etologistas y desde luego, muy muy pocos etólogos.

Gracias a la etología, los seres humanos se fascinan con la fidelidad, la nobleza, la solidaridad, el respeto y la organización social de muchas especies… para luego no seguir sus ejemplos.

Admiran que los lobos se mantengan fieles a sus parejas, incluso en caso de fallecimiento, pero consideran que la fidelidad es algo a "muy moral", pero que es más divertido ser infiel.

Les parece muy bien que los delfines sean generosos y solidarios, pero ellos rara vez lo son con sus propios semejantes. Se llenan de fascinación con el hecho de que los animales no maten a los de su propia especie (hay deshonoras excepciones), que no sean rencorosos ni vengativos, pero el ser humano asesina y hace la vida imposible a otros de su especie sin remordimiento alguno.

No obstante, como están convencidos de que la biodiversidad es imprescindible para mantener un mínimo de equilibrio y orden en la nave espacial que han conquistado, se esfuerzan en “proteger” a sus compañeros de viaje, más que nada para que los probables desajustes no les afecte demasiado en un futuro incierto.



Llevados de este espíritu conciliador, lo mismo reivindican ancestrales derechos de paso por viejas cañadas reales, obligando  a caminar a “sus animales”  por decenas de kilómetros de terreno asfaltado, en un ambiente hostil, y contaminado por su propio “progreso industrial”, que rajan alevosamente las ruedas de los vehículos de sus semejant , por el mero hecho de haber obtenido una plaza de aparcamiento para minusválidos que los cobardes agresores no están autorizados a utilizar.



Aprecian el valor, la casta, la nobleza, la gracia, la inteligencia y la belleza de otras especies, pero no dudan en torturarlos hasta la muerte en espectáculos taurinos, destruir su naturaleza en exhibiciones circenses, recluirlos en minúsculos recintos acuáticos, agotarlos en demostraciones ecuestres o darles “piadosa muerte” mediante la llamada “industria peletera”.



En su afán por la justificación de sus propios actos, mitifican a los grandes depredadores y ensalzan sus habilidades, y prefieren ser “halcones” antes que “palomas”; se atribuyen las cualidades de escorpiones, águilas, linces, zorros, tigres, panteras, leones… para justificar su violencia, sin considerar que estos “modelos” tiene más valores y virtudes que su capacidad de matar, su agudeza visual, su astucia, valor, fiereza, etc.

Los desfiles al aire libre que reclaman los antiguos derechos de paso por las vías pecuarias quedan olvidados a la hora de llevar a esos mismos animales al matadero. Entonces los amontonan en condiciones insufribles y se transportan al sol o con lluvia en unas situaciones de tal naturaleza, que cuando unos humanos han llevado a otros de forma semejante, se horrorizan y comentan que los transportan “igual que al ganado”.

La etología también ha puesto de relieve algún tipo de conducta casi “humana”. Hay una especie de hormigas que “pastorean” pulgones para “ordeñarlos” y aprovecharse de su explotación. Con este ejemplo si que se ha sentido plenamente identificada la raza humana.

Más conozco a lo hombres, más quiero a las garzas.





viernes, 26 de octubre de 2012

V. RIESGO Y PELIGRO



Algunos humanos tienden  a confundir términos relacionados, como posible y probablecontenido y continente, riesgo y peligro… y suelen nombrar al todo por una parte. La expresión más corriente de esta última figura, que se ha definido con sinécdoque, es la afirmación de que ESPAÑA (el todo) es campeona del MUNDO. El equipo de fútbol (la parte) se hace extensivo a toda la nación.  Así, todos somos campeones del mundo mundial (con permiso de Manolito Gafotas).

Con posible y probable la situación es algo parecida. Se suele asegurar que existen muchas posibilidades de que ocurra tal o cual suceso o de su contrario, cuando lo cierto es que la posibilidad sólo es una: O es posible o no lo es. Es posible obtener un premio en un sorteo quiniela o lotería;  pero las posibilidades no aumentan por jugar más números o más décimos o más apuestas. Lo que aumenta son las probabilidades. De modo que no es posible que toque un premio que no se ha jugado, pero es más probable que toque si se llevan más boletos.

Esto nos conduce a otro error bastante común. Que un hecho cualquiera sea posible no necesariamente implica que sea muy probable, lo que necesariamente lleva algunas ocasiones a confundir riesgo con peligro.

El término peligro es similar a la expresión posible, en el sentido de que alude a la existencia o ausencia de determinado daño: Peligro de desprendimiento alude al daño que podría producirse si rocas o piedras cayeran de repente sobre la calzada o peor aún, sobre vehículos o peatones. De este modo se habla de que se incrementa el peligro de desprendimiento en caso de lluvias o terremotos, cuando lo que realmente aumenta es el riesgo de que se materialice el temido desprendimiento.

Con la ya famosa prima de riesgo ocurre algo parecido. La prima de riesgo es, en esencia, un indicativo financiero (puag, qué palabrota), que sirve para determinar la probabilidad de que un valor  o activo concreto tenga un rendimiento esperado (por determinar) superior al del rendimiento conocido de un valor o activo de referencia, que se considera libre de riesgo. En el caso de la deuda pública de ESPAÑA se compara su evolución esperada con la deuda pública de ALEMANIA.

Prima de riesgo es sinónimo de diferencial de deuda y en la práctica es la mayor cuantía que tendrá que pagar un país por financiarse en el mercado, respecto de otro considerado modelo.

Todos los días los diferentes medios de comunicación insisten en presentar los valores inestables de la prima de riesgo, en la que se da la paradoja de que es peor cuanto más aumenta. A veces se indica también el ratio de interés que representa, es decir, el dinero de más que tendrá que desembolsar el estado al abonar el préstamo del dinero recibido. Su aumento es bueno para los inversores y no tan bueno para el pagador. El peligro es que el Estado no pueda pagar sus deudas y entre en quiebra: El riesgo muestra la probabilidad de que esto ocurra.

Del indicativo de Gini, poco o nada se dice.

En lo esencial que un país pague más o menos cara las subastas de deuda que precisa para financiarse, no empobrece a su población, ni hace más ricos a los que ya lo son, excepto, claro está, si especulan con la deuda del estado.

Esta brecha social, que se mide por la diferencia que se da entre el aumento de la pobreza y el aumento de la riqueza hace que cada vez los pobres sean más pobres y los ricos, riquísimos.

El Coeficiente de Gini es un baremo para medir la desigualdad ideado por un italiano experto en estadística, llamado Corrado Gini. Este indicador se utiliza para expresar la desigualdad en los ingresos de los diferentes miembros de una determinada comunidad, población, región o país, aunque también se puede aplicar para evaluar cualquier otro parámetro de distribución no igualitaria.

Este coeficiente se representa con número entre 0 y 1, en donde 0 equivale a la perfecta igualdad (todos los elementos obtienen los mismos ingresos) y 1 se corresponde con la perfecta desigualdad (una elemento tiene todos los ingresos y los resto ninguno). Eso se traduce en que cuanto más bajo sea su valor, menor desigualdad existe entre los distintos elementos.

El Índice de Gini de España, Dinamarca, Suecia y Alemania en las últimas cinco décadas ha sido como sigue:


ESPAÑA
DINAMARCA
SUECIA
ALEMANIA
1970
N/D
N/D
0,212
N/D
1980
0,323
0,221
0,198
0,257
1990
0,322
0,215
0,211
0,272
2000
0,328
0,226
0,243
0,270
2010
0,347
0,232
0,234
0,298

Fuente: Coeficiente de Gini del Mundo 2011-2012 Escrito por Fabián el octubre 21, 2011

La desigualdad de ingresos entre España y los países citados es claramente superior, lo que indica que su brecha social es más amplia y profunda.
  
Respecto de la OCDE-30, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos de los 30 países más industrializados esta diferencia es también muy significativa. España se sitúa tres puestos por detrás de la media de tan importante colectivo, del que forma parte.

 Es cierto que la crisis es de ámbito mundial, pero parece que el peligro de que el coeficiente de Gini alcance el valor 1 (la perfecta desigualdad) por el aumento de la pobreza al tiempo que se incrementa la riqueza tiene cada vez mayor “prima de riesgo” en esta piel de toro. Esto significa que cada vez menos tienen más y más tienen menos.

Así, pues, celebremos que disminuye la prima de riesgo con relación a Alemania en 200 puntos básicos y no digamos nada de cómo aumenta el riesgo de desigualdad  entre los ingresos de la ciudadanía.

Ya se sabe, a río revuelto, ganancia de garzas y otros pescadores.

jueves, 25 de octubre de 2012

A VUELTAS CON EL ALMA

En cierta ocasión, oí a un ser humano decir que los periódicos sólo dicen dos verdades: La fecha y el precio, y no siempre.

Hay pequeños islotes culturales en los que se pueden adquirir revistas, diarios y todo tipo de publicaciones periódicas semanales, quincenales, mensuales... incluso anuales, como el famoso calendario zaragozano,

Los nombres de estos medios suelen corresponder con el espíritu de sus editores. Algunos recurren a contextos geopolíticos y se refieren al país, a la nación, al mundo… otras tienen una vocación más limitada y se erigen en portavoces de una región o comarca como heraldos de tal sitio, la voz de tal otro, la gaceta del lugar, etc. Hay uno, especialmente curioso, que hace referencia a la capacidad humana para la lectura y ostenta las primeras letras del alfabeto “occidental” o latino: El conocido abecedario.

En este último diario me sorprende con la noticia de que una presentadora y periodista de TVE tiene dudas sobre si el alma humana (valga la redundancia puesto que se admite que sólo el ser humano posee un alma inmortal) se puede transferir mediante el trasplante de órganos de un humano a otro.


Otro periódico de vanguardia, publica que, según la citada persona, "No está científicamente demostrado que el alma no se transmita". Por su parte el diario del país, achaca la siguiente información: “No está comprobado que el alma no sea trasplantada con los órganos” y el de ámbito mundial afirma que: M. M. (no, no es Marilyn Monroe) pide perdón a los que se 'hayan ofendido' con sus declaraciones.

Obviamente la comunidad científica no ha tardado en arrojar luz sobre tan apasionante debate y viene a concluir, según un diario público, que Los médicos confirman a M. M. que el alma no se transmite por los riñones.


Despejada la duda de la transmigración del alma nefrítica cabe preguntar si sería posible en el caso de que se trate del corazón, el cerebro o cualquier otro órgano noble, menos vulgar que el encargado de filtrar los fluidos residuales.Por otra parte, Luis Alfonso Gámez, se pregunta en su blog: “¿Tiene pruebas M. M. de que el alma exista y pueda ser trasplantada? ¿no?, pues que se calle”


Sin embargo, los inventores del ente inmortal llamado alma, las religiones, callan al respecto y, que esta garza sepa, al día de hoy no se han pronunciado sobre lo que intuyo consideran una intromisión en su sagrada misión.

Según la mayoría de las creencias, el ser humano es el único orgulloso poseedor de un alma inmortal (otras consideran que el alma puede circular libremente entre humanos y animales sin más criterio que su comportamiento precedente). No obstante, todas coinciden en que el alma se libera de su cárcel física corporal en el momento de la muerte del ser que la aloja y pasa entonces a disposición de su creador, que premiará o castigará el comportamiento de su poseedor con paraísos celestiales y fiscales (libres de cargas), con reencarnaciones en nuevos y más poderosos seres (incluidas plantas) o con infiernos dantescos, tipo encontrar trabajo en España. Dado que el purgatorio ha sido declarado oficialmente inexistente por el Santo Padre de Roma, no quiero imaginar qué puede suceder en caso de empate técnico entre las bondades y las maldades de un alma el día de su juicio.

Por lo tanto, M. M. puede morir tranquila sabiendo que, como donante de órganos (todos) que ha declarado ser, su alma no pasará a coexistir con la de los posibles beneficiarios de sus futuros trasplantes, sino que irá directamente a ser sometida a juicio severísimo por el comportamiento de su propietaria en este valle de lágrimas.


¡Por el Gran Garzón, espero que no se reencarne en garza!


PIEDRAS

A algunos humanos jóvenes, y no tan jóvenes, les resulta muy divertido tirar piedras, a modo de proyectil, a los patos, ánades, cormoranes, gaviotas, garzas y todo tipo de aves que pueblan el majestuoso Manzanares.

No resulta muy entendible el motivo de su ira hacia unos seres que lejos de ser una amenaza para la privilegiada raza humana, divierten a niños, padres y abuelos con sus piruetas, zambullidas y acrobacias aéreas.

Uno de estos abuelos es especialmente crítico con los lanzadores de piedras y siempre reprende airadamente a todos los que sorprende probando su pésima puntería con la avifauna local.

En cierta ocasión reprendió a un adolescente, de unos 11 años, que rebuscaba piedras cada vez más grandes para molestar a una pata blanca que, por estar incubando, apenas se movía del mismo lugar. La señora que estaba a su lado y observaba la escena sin rechistar, se encaró con el abuelo Oiga, no regañe a mi hijo, que para eso estoy yo. Señora, repuso el abuelo, disculpe mi atrevimiento pero como no le decía nada, pensé que este gamberro  estaba sólo.

Cabe imaginar a esa madre indignada por la llamada de atención hacia su maleducado y consentido hijo y totalmente despreocupada por el miedo y daño infligido a la la pobre pata, a la que una de las piedras, por pura casualidad, había alcanzado en un costado.

Después de mucho reflexionar y de recorrer humedales a diario, he llegado a la humilde conclusión de que a los humanos, lo que de verdad les divierte, es tirar cosas al agua. En una laguna del sur se extraen al año unos veinte vehículos, la mayoría robados y utilizados para fines inconfesables, que se ocultan en sus profundidades para esconder las posibles evidencias.


En el cauce canalizado del sublime Manzanares, cada vez que se abren sus compuertas y desciende el nivel de sus aguas putrefactas, se pueden observar todo tipo de objetos: Bicicletas, extintores,  contenedores de basura y piedras, muchas piedras.



Y no me refiero a piedras de río, tan romas y suaves, los famosos cantos rodados, no. Hablo de bloques de piedra de más de cien kilos de peso, que algunos energúmenos arrancan de cuajo del pretil del río para dejarlas caer a su cauce, quién sabe con qué nobles propósitos.


Este lanzamiento de piedras no se corresponde con el afán de alcanzar a tal o cual ser vivo indefenso, más bien responde a un atávico afán por destruir lo que otros han hecho, no sin esfuerzo. Mira lo que hago con tus pétreas protecciones: al río van.




Esto, que podría parecer una gamberrada propia de titanes, en realidad no era tan difícil de lograr. Los bloques estaban en la práctica superpuestos, sin cohesión aparente y con un equilibrio bastante precario, ya que muchos de ellos se movían sólo con tocarlos. Mucha mala uva y poco mérito.

Recolocar cada bloque, sustituir los que no se pudieron aprovechar por roturas y desperfectos acaecidos en su caída, así como fijar con "loctite" toda la hilera del pretil debió de costar una gran cantidad de tiempo, esfuerzo y dinero, pero no cabe duda que mereció la pena: Ya sólo se siguen tirando piedras pequeñas, que caben en la mano de cualquier maleducado y que se pueden dirigir con poco acierto por fortuna, hacia las inocentes e indefensas criaturas acuáticas del humedal. 


En el fondo, los humanos siguen siendo cazadores primitivos.








martes, 23 de octubre de 2012

ARTE PARA PEATONES

Desde que la especie dominante adquirió conciencia de su autoproclamada superioridad, ciertos valores como el respeto a los individuos de su misma especie, o de cualquier otra, son meros adornos que a veces, muy contadas veces, afloran en tal o cual sujeto, de tal modo, que su actitud suele destacar y contrastar con la del resto de sus semejantes.

Es tal la soberbia que se percibe por regla general en los seres humanos que el resto de las criaturas procuran alejarse ante su presencia, y no sólo por el riesgo que se asume de resultar agredido, molestado, lastimado, capturado o muerto, sino por el simple instinto de protección ante la mayor fuente de agresividad que la naturaleza produce.

Por este motivo, cuando aparecen humanos anónimos como el autor de la pintada que hay en la esquina del Callejón de Monserrat, mi instinto de garza se agudiza y me pica la curiosidad.

Nada he podido averiguar sobre el autor de la pintada, pero sí sobre Armando Tejada, de cuyo poema "Hay un niño en la calle" está extraida esta plegaria silenciosa.

Armando Tejada Gomez nació el 21 de abril de 1929 en Mendoza en el seno de una familia de descendientes de nativos Huarpes, trabajadores rurales de muy escasos recursos. Fue el penúltimo de 24 hermanos y perdió a su padre a la edad de cuatro años, razón por la cual su madre repartió a sus hijos. Armando fue criado entonces por una tía, que decidió enseñarle a leer. Prácticamente no fue a la escuela y comenzó a trabajar a los 6 años como canillita (vendedor callejero de periódicos), y luego como limpiabotas.

Estos inicios tan poco envidiables no impidireron que, entre otros poemas y canciones, Armando Tejada Gómez escribiera:

Hay un niño en la calle.


A esta hora, exactamente,
hay un niño en la calle.


Le digo amor, me digo, recuerdo que yo andaba
con las primeras luces de mi sangre, vendiendo
un oscura vergüenza, la historia, el tiempo,
diarios,
porque es cuando recuerdo también las presidencias,
urgentes abogados, conservadores, asco,
cuando subo a la vida juntando la inocencia,
mi niñez triturada por escasos centavos,
por la cantidad mínima de pagar la estadía
como un vagón de carga
y saber que a esta hora mi madre está esperando,
quiero decir, la madre del niño innumerable
que sale y nos pregunta con su rostro de madre:
qué han hecho de la vida,
dónde pondré la sangre,
qué haré con mi semilla si hay un niño en la calle.

Es honra de los hombres proteger lo que crece,
cuidar que no haya infancia dispersa por las calles,

evitar que naufrague su corazón de barco,
su increíble aventura de pan y chocolate,
transitar sus países de bandidos y tesoros
poniéndole una estrella en el sitio del hambre,
de otro modo es inútil ensayar en la tierra
la alegría y el canto,
de otro modo es absurdo
porque de nada vale si hay un niño en la calle.

Dónde andarán los niños que venian conmigo
ganándose la vida por los cuatro costados,
porque en este camino de lo hostíl ferozmente

cayó el Toto de frente con su poquita sangre,
con sus ropas de fé, su dolor a pedazos
y ahora necesito saber cuáles sonríen
mi canción necesita saber si se han salvado,
porque sino es inutil mi juventud de música
y ha de dolerme mucho la primavera este año.

Importan dos maneras de concebir el mundo,
Una, salvarse solo,
arrojar ciegamente los demás de la balsa
y la otra,
un destino de salvarse con todos,
comprometer la vida hasta el último náufrago,
no dormir esta noche si hay un niño en la calle.

Exactamente ahora, si llueve en las ciudades,
si desciende la niebla como un sapo del aire
y el viento no es ninguna canción en las ventanas,
no debe andar el mundo con el amor descalzo
enarbolando un diario como un ala en la mano,
trepándose a los trenes, canjeándonos la risa,
golpeándonos el pecho con un ala cansada,
no debe andar la vida, recién nacida, a precio,
la niñez, arriesgada a una estrecha ganancia,
porque entonces las manos son dos fardos inútiles
y el corazón, apenas una mala palabra.

Cuando uno anda en los pueblos del país
o va en trenes por su geografía de silencio,
la patria
sale a mirar al hombre con los niños desnudos
y a preguntar qué fecha corresponde a su hambre
que historia les concierne, qué lugar en el mapa,
porque uno Norte adentro y Sur adentro encuentra

la espalda escandalosa de las grandes ciudades
nutriéndose de trigo, vides, cañaverales
donde el azúcar sube como un junco en el aire,
uno encuentra la gente, los jornales escasos,
una sorda tarea de madres con horarios
y padres silenciosos molidos en la fábricas,
hay días que uno andando de madrugada encuentra
la intemperie dormida con un niño en los brazos.

Y uno recuerda nombres, anécdotas, señores
que en París han bebido
por la antigua belleza de Dios, sobre la balsa
en donde han sorprendido la soledad de frente
y la índole triste del hombre solitario,
en tanto, sus señoras, tienen angustia y cambian
de amantes esta noche, de médico esta tarde,
porque el tedio que llevan ya no cabe en el mundo
y ellos son los accionistas de los niños descalzos.

Ellos han olvidado
que hay un niño en la calle,
que hay millones de niños
que viven en la calle
y multitud de niños
que crecen en la calle.


A esta hora, exactamente,
hay un niño creciendo.

Yo lo veo apretando su corazón pequeño,
mirándonos a todos con sus ojos de fábula,
viene, sube hacia el hombre acumulando cosas,
un relámpago trunco le cruza la mirada,
porque nadie proteje esa vida que crece
y el amor se ha perdido
como un niño en la calle...

 
 Gracias, Armando, por hacer que los de tu especie parezcan más humanos....




lunes, 22 de octubre de 2012

A Juan Salvador Gaviota

Juan Salvador Gaviota, cuyo título original es Jonathan Livingston Seagull, es una fábula en forma de novela escrita por Richard Bach, sobre una gaviota y su aprendizaje sobre la vida y una homilía sobre el camino personal de superación. Fue publicada por primera vez en 1970 como “Jonathan Livingston Seagull — a story”, y se convirtió en un favorito en los campus de las universidades estadounidenses. A fines de 1972, más de un millón de copias habían sido impresas, El libro se reimprimió en el año 2006 logrando un espacio muy especial dentro de la literatura universal.

Narra la vida y avatares de una gaviota que está muy aburrida porque su ciclo vital diario se limita a las disputas con sus compañeras gaviotas por el alimento. Como tiene una ferviente pasión por volar se esfuerza en aprender todo lo que puede acerca del vuelo, evitando competir, hasta que su actitud "diferente" da como resultado su expulsión de la bandada. En soledad vive practicando, aprendiendo y avanzando en su camino hacia la perfección, mientras lleva una vida feliz.

Esta historia me ha servido como estímulo para iniciar este blog por los paralelismos obvios entre las bandadas de gaviotas que pueblan el Río Manzanares y la soledad de las garzas, que compiten con ellas día a día en la inacabable lucha por la supervivencia. Aunque las gaviotas chillan y revolotean amenazadoramente a su alrededor, la garza no se deja intimidar y prosigue su eficaz tarea, cumplida la cual, con un vuelo majestuoso, deja atrás a sus vociferantes compañeras y abandona el lugar hacia un punto del cielo que sólo ella puede alcanzar.



La Garza Libre tiene en común con Juan Salvador Gaviota su inconformismo con lo establecido, su búsqueda de nuevos puntos de enfoque, espacios inéditos por recorrer, avanzar en su propio camino y ser feliz. 



Desde estas páginas, La Garza Libre nos contará su visión sobre los acontecimientos rutinarios que suceden a su alrededor, pero desde la óptica que le permite su capacidad de vuelo. 

Este espacio, como la garza, es libre, con la única limitación de la libertad de los demás. Libertad de expresión, libertad de pensamiento y respeto mutuo a las opiniones o puntos de vista que cada cual pueda tener.

A ver si conseguimos disfrutarlo.