miércoles, 27 de mayo de 2015

YALTA

No, Mariano. A usted NO le han votado once millones de personas. Han votado a su programa (que por cierto no ha cumplido), a sus siglas o a su partido; pero no a usted, ya que las listas son cerradas y no se permite tachar ningún nombre. De ser así, igual ni habría salido elegido.


Y dicho esto, vamos con Yalta. En la histórica conferencia del mismo nombre los aliados-enemigos (Churchill, Roosevelt y Stalin) se repartieron los cromos de Europa. Luego ratificaron un nuevo "pacto" en Potsdam en el que Rusia accedió a dividir Berlín y Viena entre sus aliados-enemigos y poco más. Los ciudadanos europeos “liberados” del nazismo cambiaron de dueño de la noche a la mañana. Por eso el mundo libre (esa parte del mundo bajo el control de EE.UU.) no movió un dedo durante la revolución húngara, ni en la primavera de Praga, ni…



Ahora estamos viviendo una burda imitación, lo que se podría considerar una Yalta a la española, donde los ayer enemigos hoy se consideran aliados “Por el bien de España” (Curiosa frase con la que los partidarios del “Tejerazo” trataban de justificar el fracasado y ¿último? intento de golpe de estado.

      -     Quédate con Extremadura a cambio de Madrid. Te doy tres ayuntamientos por Valencia. Si te allanas en Galicia yo me abstengo en Andalucía.
     -      Bueno, vale; pero Barcelona y Sevilla lo partimos entre tres, que de alguna manera tengo que compensar que me apoyen en otras partes. Y Valencia y Madrid valen por lo menos seis alcaldías cada una.

El votante asiste perplejo a este infantil reparto de cromos territoriales. Claro que el “Bien de España”, el “Bien común de los españoles” o, simplemente, “El bien”, les importan un comino. El camino del “Bien”, sin más, pasa por la sede de mi partido. Lo que es bueno para el partido es bueno para mí; y por lo tanto, es bueno para todo el conjunto de los españoles.

De este modo se da la paradoja democrática de que los votantes de “X”, que no querían que “Y”  gobernara su municipio o su república independiente, asisten con estupor al acuerdo de los enemigos-aliados para que no gobierne “Z”, a pesar de ser la lista más votada, por lo que su voto sirve para poner en la poltrona justo a los que no quería ver allí.

La política hace extraños compañeros de viaje y de cama. También de alcaldías y comunidades. De todas formas, si es cierto que quienes de verdad gobiernan son los grandes bancos, el gran capital y las multinacionales, ¿Qué más da el color de la marioneta si los hilos los mueven los de siempre?

Que alguien lo explique.