Al margen de las consabidas excepciones, las actuales
formas de gobierno en el mundo son mayoritariamente dos: Monarquía, más o menos
parlamentaria, y República.
Al frente de una Republica figura un Presidente, como
Jefe del Estado, elegido periódicamente conforme a los usos y normas de cada
país. Al frente de una Monarquía hay un Rey o una Reina o un Emperador (Japón),
pero con la misma peculiaridad: El heredero directo asume al puesto a la muerte
o por la renuncia de su predecesor.
Me ahorraré el debate sobre cual forma de gobierno es
peor, dado que de los quince países más desarrollados, 8 son monarquías
parlamentarias y 7 son repúblicas. Iguales o parecidas similitudes se
encuentran en el extremo opuesto, por lo que hay un número similar de
repúblicas y monarquías entre los países política y económicamente más
atrasados.
De este modo se deduce que la bondad o maldad de un
sistema está en sus leyes y en las personas encargadas de su administración y
custodia. Es decir, en el fondo y no en la forma.
La COSA PÚBLICA
ResPublica, es un término latino de
la antigua Roma. En su Tratado de la República (De Re Publica), Cicerón hace un
repaso de las diferentes formas de gobierno y sus mutaciones, desde la monarquía
a la tiranía, de aristocracia a oligarquía, de democracia a oclocracia (gobierno
de las masas) y vuelta a la monarquía.
Por lo común, con indiferencia de la forma de gobierno,
siempre hay cosa pública, lo público, lo de todos, que debe ser administrado y
regulado.
De este modo, incluso en una monarquía parlamentaria como
la del Reino de España, hay COSA PÚBLICA.
En su obra EL
DESGOBIERNO DE LO PÚBLICO, Alejandro
Nieto denuncia que “En los inicios
del siglo XXI las nuevas tecnologías y la globalización han reducido hasta tal
punto el margen de actuación de los gobiernos nacionales que éstos han perdido
buena parte de su poder tradicional y de sus objetivos sociales. En estas
condiciones el Estado ha sido sustituido por una partitocracia y en último
extremo por una oligarquía económico-política. Lo que ya habían anunciado los
pensadores más lúcidos del siglo pasado, hoy se ha hecho realidad. La política
se ha convertido en un negocio y los partidos compiten en un mercado inspirado
por el lucro personal y apoyado en la corrupción más descarnada. Lo público se
ha disuelto en una gestión privada desgobernada en cuanto al interés social y
colectivo pero muy rentable para los gestores”
Como
muestra, basta un botón:
Resumiendo, que se alega que la Intervención General de la Seguridad Social, como en años
anteriores, carece de efectivos suficientes para hacer frente, en el plazo
previsto, a alguna de las actuaciones incluidas en el plan aprobado, por lo que
razones de eficiencia técnica y organizativa y, fundamentalmente, razones
orientadas a dar cumplimiento a la normativa, determinan la necesidad de
establecer un proceso de colaboración con empresas privadas de auditoría,
mediante la contratación de la ejecución de determinadas actuaciones de control
mencionadas anteriormente, que la Intervención General de la Seguridad Social
no puede asumir en su integridad con sus efectivos actuales.
Y, además, se da fe de ello al reconocer que la Intervención General de la Seguridad
Social carece de efectivos suficientes para hacer frente, en el plazo previsto,
a alguna de las auditorías previstas en el Plan Parcial de Auditorías y Control
Financiero de Subvenciones y Ayudas Públicas para el año 2013.
El 18 de diciembre pasado, Eduardo Dulce publicaba lo
siguiente:
ASÍ
SE DESMANTELA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
Me
envían este correo de la plataforma de empleados públicos. Cortito y muy muy
clarificador.
LA
ESTRATEGIA:
1º.-
Ponemos a parir a los funcionarios, para que la opinión pública esté en contra
(una larga campaña en los medios).
2º.-
No se convocan ni oferta de empleo público ni promoción interna para cubrir
vacantes (tasa de reposición = cero).
3º.-
Justificamos la “falta de efectivos” para que la administración no pueda
realizar sus funciones (“no hay dinero”).
4º.-
Ya está. Ya podemos contratar a una empresa privada (amigotes) para que haga el
trabajo de los funcionarios.
arece ser que los hechos, y el BOE, le dan la razón al
colectivo denunciante.
La única esperanza,
aparte de Obi Wan Kenobi, es que se privaticen a sí mismos cuanto antes y al menos tengamos gestores profesionales.