"La organización es la mitad de la revolución" Vladimir Ilich Ulianov (Lenin)
El genial Quino, de manos de la fabulosa Mafalda, daba una de sus magistrales lecciones de “estrategia social” con el siguiente mensaje: “No des argumentos al enemigo”.
El genial Quino, de manos de la fabulosa Mafalda, daba una de sus magistrales lecciones de “estrategia social” con el siguiente mensaje: “No des argumentos al enemigo”.
Al principio de los no muy
lejanos años 70, el incipiente movimiento sindical de las Comisiones Obreras
estableció la estrategia de infiltrar el mayor número posible de militantes y
simpatizantes en el aparato del Sindicato Vertical, a través de los Jurados de
Empresa, para aprovechar las escasas vías de participación y acción que se
permitía a sus miembros. Entre ellas, nada menos que las de negociar los
convenios colectivos provinciales, territoriales, sectoriales y de empresa.
En el disciplinado ejército
español surgió un movimiento de militares democráticos, (la U.M.D.), que permitió pensar remotamente en la
posibilidad de civilizar al estamento militar. (A un civil se le puede militarizar, pero a un militar raramente se le
puede civilizar, se decía).
Lo mismo ocurrió en la
judicatura, donde Jueces para la Democracia creó un embrión de magistrados
progresistas que hoy sirven de equilibrio ante la poderosa alianza de los estamentos judiciales más conservadores.
Esto no es nuevo, en realidad. En
su ARTE DE LA GUERRA, Sun Tzu decía
que “Si
utilizas al enemigo para derrotar al enemigo, serás poderoso en cualquier lugar
a donde vayas”. Algo así como el “Si
no puedes vencerlos, únete a ellos” de nuestro rico acervo popular.
En este sentido, muchos de los
movimientos anti-sistema, indignados, reclamadores de democracia real ya y
similares están haciendo un flaco favor a la causa que pretenden defender.
No digo que no haya motivos y
razones sobradas para la indignación, el cabreo y el hartazgo. Los hay, pero
ello no debe ofuscar nuestra inteligencia.
La clase política está corrupta y lo estará hasta que seamos capaces de conseguir políticos honestos.
La clase política está corrupta y lo estará hasta que seamos capaces de conseguir políticos honestos.
Como los
jueces han perdido la imparcialidad, busquemos jueces que sean imparciales,
fiscales que persigan al delito en vez de justificarlo, abogados honrados que
aporten sus mejores conocimientos para la legítima defensa de sus clientes.
Sistemas financieros donde el
estado imponga límites a la codicia desmedida de los bancos, auténticas lacras
que en lugar de impulsar la economía del país, especulan con ella, la ahogan y
exprimen, dándose la paradoja de que sus beneficios aumentan cuando todos los demás pierden.
Directivos y dirigentes
empresariales formados y capacitados que reduzcan el enorme abismo de los
abanicos salariales y permitan una mejor distribución de la masa salarial para
hacer más productivas y competitivas a las empresas.
Uso racional de los fondos
públicos para acabar con el despilfarro y el lujo innecesario que comportan
ciertas actitudes prepotentes de quienes se ponen al servicio de la colectividad
y que, en realidad, viven de la colectividad. ¿Senado, diputaciones provinciales, para qué sirven?
No permitiendo que las legítimas
manifestaciones terminen con la quema y destrucción indiscriminada del
mobiliario urbano, teniendo muy presente que estas actitudes son generalmente
provocadas por INFILTRADOS DEL PROPIO
SISTEMA, para desacreditar y deslegitimar ante la opinión pública a los
movimientos ciudadanos. Eso es dar argumentos al enemigo y tener que tragarse
la sopa.
Más estrategia a largo plazo
asegura mejores resultados. Pero sin abandonar el día a día.
Indignaos, pero con organización.
Analizad objetivos alcanzables, no los ideales. Estudiad los recursos
disponibles. Estableced etapas o fases de acuerdo con los medios y capacidad a vuestro
alcance. Estableced prioridades, pero con la suficiente flexibilidad como para
actualizar cada parte del proceso. Definid una estrategia y emprended las
acciones pertinentes para ir consiguiendo las metas previstas.
Tened ilusión, confianza y corazón,
por supuesto, pero nunca olvidéis la cabeza. Y recordad que muchos otros lo
hemos intentado antes que vosotros y estamos convencidos de que hay que seguir
intentándolo. Sed jueces justos, médicos, maestros, militares, empresarios,
líderes capaces de transformar poco a poco el ámbito de vuestras competencias.
Por favor, organizaos de una vez.
Os necesitamos.