El inefable don Manuel Fraga
acuñó y explotó la frase “España es diferente”, muy citada también en su versión inglesa: «Spain is different».
El mismo don Manuel promovió
esta campaña, sobre todo destinada al turismo exterior, que pretendía destacar
la diversidad de paisajes y el exotismo español.
Como es sabido, este lema
fue utilizado en el interior de forma muy distinta, parodiando precisamente las
contradicciones que se daban dentro de un mismo país, destacando el fatalismo y
el desaliento que tal diversidad
producía en el españolito medio., como un indicador de la anormalidad y
excepcionalidad de la situación política de España frente a las democracias occidentales.
Para mi propia vergüenza tengo
que reconocer que don Manuel tenía razón. España es, ha sido y será, diferente.
Ahora bien, diferente es
sinónimo de diverso o distinto, según el diccionario de la RAE. Entonces España
es distinta… ¿pero de qué?
Primero, de sí misma. No
conozco ningún país en el que esté peor considerado manifestar un sentimiento
de afinidad con la nación. Lusos, albaneses, suomis, helenos, francos, teutones,
sajones, helvéticos, nórdicos, bretones, etc. se sienten orgullosos de sus
respectivas naciones y muestran sin prejuicios los símbolos del país con el que
se identifican. En Iberia se hace a sabiendas de que se te etiquetará de facha
como mínimo, como si los únicos españoles fueran los fachas.
Segundo, de todos los países
de su entorno, tanto en Europa como en el denominado “bloque occidental”. Hay otros estados cuya forma de gobierno son
monarquías constitucionales. Hay otros que son repúblicas desde hace siglos y
otros desde el siglo pasado, pero ningún otro país en un reino con diecisiete
repúblicas mancomunadas, que no unidas ni federadas.
Aunque la Carta Magna lo
denomine Comunidad Autónoma, lo cierto es que son entes con un gobierno
presidencialista, con parlamentos propios, con gabinetes de gobierno compuestos
por “consejeros· “consellers” y otros eufemismos parecidos, pero que actúan
como ministros. Dictan leyes, a veces en contradicción con las estatales hasta
tal punto que muchas de ellas se llevan al Tribunal Constitucional para que
decida sobre su viabilidad jurídica. Tienen policía, competencias sobre enseñanza
y sanidad y otros ámbitos propios de un estado, por lo que es lógico que acaben
concluyendo que lo son.
Cada uno de los presidentes
de las diecisiete repúblicas, diecinueve si contamos Ceuta y Melilla, cobra un
sueldo superior en ocasiones al del presidente del gobierno central. Sus
consejeros, diputados, asesores y aparatos de gobierno tienen también sus
sueldos, varias veces superiores al salario medio del país. Mantenemos, además,
una casa real, que funciona a veces como Jefatura del Estado, y que también vive de
los impuestos directos e indirectos que paga la población de a pie.
Claro que se dirá que no son
repúblicas, sino Comunidades Autónomas, que es la forma jurídica con la que se
define su funcionamiento. No obstante las instituciones no son lo que se llaman,
sino lo que son y lo que hacen. En este sinsentido hemos pasado de la península
de los cinco reinos, Portugal, Castilla, Navarra, Aragón y Granada a la
situación actual. Y todavía hay quien a esto lo llama progreso.
Y mientras nos hinchamos de
orgullo patrio a nivel de gobierno porque en agosto hemos perdido 99.069
cotizantes a la seguridad social, y tres millones en los últimos tres años…
aunque el paro ¡ha bajado en 31 personas!. Un palooooooooo!!!!!!
Y encima no nos dan los
juegos por eso, por diferentes. ¿Para cuándo la república federal ibérica? Con
las diecisiete actuales más Portugal ya seríamos la caraba.
¡Tiembla occidente!
¡Tiembla occidente!
Habría que incorporar a Andorra. Lo mismo así sí nos los concedían, que allí saben negociar bastante bien.
ResponderEliminarUn saludo cordial.
Faltaría el pequeño estado de los pirineos, Andorra, que sólo sale en la vuelta a España...
ResponderEliminarPues tienes razón. Es tan pequeño que siempre me lo salto.
EliminarPues si, de acuerdo. Cuando hablo de España, de lo mucho que me gusta y lo maravilloso que es, la gente se extraña y me dicen "hablas con pasión", pues claro! cómo voy a hablar de mi tierra, como no me voy a sentir española si lo soy. Si algo me gusta de nuestros vecinos franceses, es eso, que están orgullosos de su país, de sus costumbres, de sus productos...., convencidos de que para levantar su Francia, tienen que COMPRAR, producto francés, por ejemplo, eso y muchas otras cosas, por que aman FRANCIA (con mayúsculas). Aquí decimos "país", con minúsculas. Pues yo digo "ESPAÑA", con mayúsculas, y eso que no creo para nada en nuestros políticos, creo en la población ESPAÑOLA.
ResponderEliminarPara cuando creer en NOSOTROS Y SENTIRNOS ORGULLOSOS????
Da sana envidia comprobar como cualquier ciudadano de cualquier estado siente el orgullo de serlo como algo natural, sin temor a que le malinterpreten.
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