sábado, 7 de septiembre de 2013

EL REINO DE LAS 17 REPÚBLICAS



El inefable don Manuel Fraga acuñó y explotó la frase “España es diferente”, muy citada también  en su versión inglesa: «Spain is different».

El mismo don Manuel promovió esta campaña, sobre todo destinada al turismo exterior, que pretendía destacar la diversidad de paisajes y el exotismo español.

Como es sabido, este lema fue utilizado en el interior de forma muy distinta, parodiando precisamente las contradicciones que se daban dentro de un mismo país, destacando el fatalismo y el  desaliento que tal diversidad producía en el españolito medio., como un indicador de la anormalidad y excepcionalidad de la situación política de España frente a las democracias occidentales.

Para mi propia vergüenza tengo que reconocer que don Manuel tenía razón. España es, ha sido y será, diferente.

Ahora bien, diferente es sinónimo de diverso o distinto, según el diccionario de la RAE. Entonces España es distinta… ¿pero de qué?

Primero, de sí misma. No conozco ningún país en el que esté peor considerado manifestar un sentimiento de afinidad con la nación. Lusos, albaneses, suomis, helenos, francos, teutones, sajones, helvéticos, nórdicos, bretones, etc. se sienten orgullosos de sus respectivas naciones y muestran sin prejuicios los símbolos del país con el que se identifican. En Iberia se hace a sabiendas de que se te etiquetará de facha como mínimo, como si los únicos españoles fueran los fachas.

Segundo, de todos los países de su entorno, tanto en Europa como en el denominado “bloque occidental”.  Hay otros estados cuya forma de gobierno son monarquías constitucionales. Hay otros que son repúblicas desde hace siglos y otros desde el siglo pasado, pero ningún otro país en un reino con diecisiete repúblicas mancomunadas, que no unidas ni federadas.

Aunque la Carta Magna lo denomine Comunidad Autónoma, lo cierto es que son entes con un gobierno presidencialista, con parlamentos propios, con gabinetes de gobierno compuestos por “consejeros· “consellers” y otros eufemismos parecidos, pero que actúan como ministros. Dictan leyes, a veces en contradicción con las estatales hasta tal punto que muchas de ellas se llevan al Tribunal Constitucional para que decida sobre su viabilidad jurídica. Tienen policía, competencias sobre enseñanza y sanidad y otros ámbitos propios de un estado, por lo que es lógico que acaben concluyendo que lo son.

Cada uno de los presidentes de las diecisiete repúblicas, diecinueve si contamos Ceuta y Melilla, cobra un sueldo superior en ocasiones al del presidente del gobierno central. Sus consejeros, diputados, asesores y aparatos de gobierno tienen también sus sueldos, varias veces superiores al salario medio del país. Mantenemos, además, una casa real, que funciona a veces como Jefatura del Estado, y que también vive de los impuestos directos e indirectos que paga la población de a pie.

Claro que se dirá que no son repúblicas, sino Comunidades Autónomas, que es la forma jurídica con la que se define su funcionamiento. No obstante las instituciones no son lo que se llaman, sino lo que son y lo que hacen. En este sinsentido hemos pasado de la península de los cinco reinos, Portugal, Castilla, Navarra, Aragón y Granada a la situación actual. Y todavía hay quien a esto lo llama progreso.

Y mientras nos hinchamos de orgullo patrio a nivel de gobierno porque en agosto hemos perdido 99.069 cotizantes a la seguridad social, y tres millones en los últimos tres años… aunque el paro ¡ha bajado en 31 personas!. Un palooooooooo!!!!!!

Y encima no nos dan los juegos por eso, por diferentes. ¿Para cuándo la república federal ibérica? Con las diecisiete actuales más Portugal ya seríamos la caraba. 

¡Tiembla occidente!

5 comentarios:

  1. Habría que incorporar a Andorra. Lo mismo así sí nos los concedían, que allí saben negociar bastante bien.
    Un saludo cordial.

    ResponderEliminar
  2. Faltaría el pequeño estado de los pirineos, Andorra, que sólo sale en la vuelta a España...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues tienes razón. Es tan pequeño que siempre me lo salto.

      Eliminar
  3. Pues si, de acuerdo. Cuando hablo de España, de lo mucho que me gusta y lo maravilloso que es, la gente se extraña y me dicen "hablas con pasión", pues claro! cómo voy a hablar de mi tierra, como no me voy a sentir española si lo soy. Si algo me gusta de nuestros vecinos franceses, es eso, que están orgullosos de su país, de sus costumbres, de sus productos...., convencidos de que para levantar su Francia, tienen que COMPRAR, producto francés, por ejemplo, eso y muchas otras cosas, por que aman FRANCIA (con mayúsculas). Aquí decimos "país", con minúsculas. Pues yo digo "ESPAÑA", con mayúsculas, y eso que no creo para nada en nuestros políticos, creo en la población ESPAÑOLA.
    Para cuando creer en NOSOTROS Y SENTIRNOS ORGULLOSOS????

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Da sana envidia comprobar como cualquier ciudadano de cualquier estado siente el orgullo de serlo como algo natural, sin temor a que le malinterpreten.

      Eliminar