domingo, 29 de septiembre de 2013

EUFEMISMOS



Álex Grijelmo  (Burgos, 1956) es un divulgador de la historia, las reglas y la sociología del lenguaje. Periodista de profesión, formó parte de la redacción de El País durante dieciséis años como redactor jefe y luego como responsable del Libro de Estilo.

Desde 2004 preside la Agencia Efe, y bajo su mandato se ha creado la Fundación del Español Urgente (Fundéu).

Ha escrito los libros El estilo del periodista, Defensa apasionada del idioma español, La seducción de las palabras, La punta de la lengua y El genio del idioma (Taurus, 2004). En enero de 1999 recibió el premio nacional de periodismo Miguel Delibes. Su último libro, La gramática “descomplicada” (2006) es un auténtico éxito de ventas.

En la asignatura de lengua española de 4º de la ESO se incluye un texto suyo correspondiente al La seducción de las palabras, que me parece simplemente, magnífico.

Habla de cómo empleamos ciertos prefijos con significado concreto para desvirtuar y vaciar de contenido la palabra que les sigue y dar una idea equivocada de lo que realmente significan. Siempre teniendo en cuenta que el significado de las palabras está en la intención con que se emplea más que en su semántica,

Así por ejemplo, expone el caso del prefijo “re”, que entra en la composición de las palabras con el significado original de repetir (rebuscar, recaer, repoblar) o de intensificar (resalar, redoblar) o de novedad (renombrar)

Nada más inocente, hasta que se emplea en la jerga política. Los profesionales de esta ocupación tan antigua como la prostitución añaden re- a cualquier verbo para alterar su significado. Así hablan de reajuste de las tarifas eléctricas, dando a entender que ya estaban ajustadas, pero ahora se ajustan más… cuando lo cierto es que lo que se quiere decir es que suben, se incrementan, aumentan. Como nunca bajan, si lo hicieran nunca dirían que se “reajustan las tarifas”.

Igualmente cuando meten la pata “reiteradamente”, nunca hablan de abandonar la línea mantenida hasta ese momento. En su lugar dicen que van a “reconducir” el problema, de “relanzar” la economía, de “reactivación”, de “refundación”, de “renovación”, de “reestructuración”. Cuando se “remodela” o “reestructura” una plantilla, en realidad significa que se despedirá a bastante gente. Cuando se “renueva” un proyecto en realidad quieren decir que se tira todo lo anterior y se empieza desde cero, duplicando el gasto previsto.

Sostiene Álex Grijelmo que incluso convierten en insulto solapado palabras que no lo son, sin que el cerebro sea consciente de ello. Por ejemplo, el prefijo “anti” entra en la formación de las palabras con el significado de “opuesto o contrario” Todo el mundo tiene derecho legítimo de oponerse a algo o de ser contrario a determinas ideas, sin que ello tenga connotaciones peyorativas.

En boca de los políticos se convierte en arma arrojadiza contra todos los que no opinen igual. Así se habla de “anticatalanes”, “antivascos” “antiespañoles” a todo aquel que realice una simple crítica del catalanismo, del nacionalismo de “Euskadi” o sobre el estado español.

Termina argumentando que “anti” contiene una potencia devastadora, porque condena con facilidad sin recurrir al insulto formal Aparentemente no resulta descalificativo, sino meramente indicativo. Y sin embargo, descalifica.

Por eso decía mi padre que él era antianti.

Cuando nos sentemos a reconsiderar lo que hacen estos vividores a lo mejor hacemos una drástica reestructuración de la clase política.

Desde hoy esta Garza se declara profundamente antipolítica.

2 comentarios:

  1. Yo también soy ANTIPOLÍTICA Y ANTISISTEMA (según me dicen, por que voy a las manifestaciones).
    Fabiola

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  2. Tendrás que reorganizar tu circulo de amistades y reajustar a los antifabiola

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