Que nadie se escandalice que
la cosa no va sobre la Inquisición, la Gestapo, la CIA, ni la KGB. Y no,
tampoco va de toros. Simplemente va de CULTURA, esa palabra que, cuando aparece
en los medios, suele ser vista como sinónimo de tedio extremo, aburrimiento
mortal y tormento insoportable.
Un espacio cultural en
cualquier cadena de televisión se asocia a uno o varios profesionales de la
pedantería que bombardean al espectador con su palabrería ininteligible y con
sus elevadísimos análisis sobre el significado de lo intranscendente.
En los medios gráficos se
consideran inevitables páginas de relleno, cuando son diarios, y un suplemento “culto”
en el caso de los periódicos. Pero muy pocas personas los leen.
En las emisoras de radio se
relegan a horas intempestivas, fuera de toda lógica, y con un formato similar
en presunción, jactancia y suficiencia que en la televisión.
Y lo más curioso es que un
pueblo culto difícilmente es manipulable, razón por la que parece que todo lo
anterior se justifica. Que no se diga que no abordamos la cultura, pero dentro
de un orden y a horas relativamente inocuas para que la sed de la ilustración y el conocimiento siga vigente.

Algunos espacios culturales
están específicamente diseñados para aburrir, es cierto; pero hay mucha oferta
cultural que no se aprecia ni se valora, que existen de un modo transparente, casi
clandestino, y que no consigue enganchar “a la audiencia”. Es una triste
realidad que hay quien presume de no haber leído un libro en su vida, como si
fuera una hazaña sobrenatural. Lo triste es que encuentran siempre alguien que
les ríe la supuesta gracia.
Para André Malraux, la cultura es la suma de todas las formas de arte,
de amor y de pensamiento, que, en el curso de los siglos, han permitido al
hombre estar menos esclavizado. Y sin embargo se ve (la vemos) como una forma
de tortura psicológica de la que es mejor alejarse lo más rápidamente posible.
Y lo cierto es que, en
efecto, LA CULTURA NO ES TORTURA. Así lo afirmaba Mercedes Sosa: “La cultura es
lo único que puede salvar a un pueblo, lo único, porque la cultura permite ver
la miseria y combatirla. La cultura permite distinguir lo que hay que cambiar y
lo que se debe dejar, como la bondad de la gente, el compartir una empanada, un
vino...”
Porque, en efecto, hay
cultura en una excelsa composición de ópera; en una partitura prodigiosa; en un
libro que emociona y cautiva; en una escultura moderna o clásica; en una
pintura flamenca, impresionista o cubista; … y en un vaso de vino o un café
compartido.
En realidad, ¿Qué valor tiene toda la cultura cuando la
experiencia no nos conecta con ella? (Walter
Benjamin).
Se empieza a echar en falta
un espacio cultural asequible, ameno, cercano, que sepa conectar con el público
y que se emita antes de las tres de la madrugada. Algo que exprese con toda rotundidad que LA
CULTURA NO ES TORTURA.
Comparto, con permiso del autor en las Redes Sociales.
ResponderEliminarComo siempre, la garza lleva toda la razón. A veces en algunos programas, parece que decir palabras incomprensibles unidas y seguidas es algo culto, parece que cuanto más complicado sea el lenguaje mejor, así si la gente no se entera mejor. Se pueden decir las mismas frases con vocabulario normal y en un tono de voz normal, no como algunas personas que parece que entran en éxtasis. Si educaran en los colegios en humanidades, esto es arte, literatura, historia (de la de verdad), música y filosofía, nos iría mucho mejor a todos. Gracias Garza
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