martes, 8 de septiembre de 2015

LA CULTURA NO ES TORTURA.


Que nadie se escandalice que la cosa no va sobre la Inquisición, la Gestapo, la CIA, ni la KGB. Y no, tampoco va de toros. Simplemente va de CULTURA, esa palabra que, cuando aparece en los medios, suele ser vista como sinónimo de tedio extremo, aburrimiento mortal y tormento insoportable.

Un espacio cultural en cualquier cadena de televisión se asocia a uno o varios profesionales de la pedantería que bombardean al espectador con su palabrería ininteligible y con sus elevadísimos análisis sobre el significado de lo intranscendente.

En los medios gráficos se consideran inevitables páginas de relleno, cuando son diarios, y un suplemento “culto” en el caso de los periódicos. Pero muy pocas personas los leen.

En las emisoras de radio se relegan a horas intempestivas, fuera de toda lógica, y con un formato similar en presunción, jactancia y suficiencia que en la televisión.

Y lo más curioso es que un pueblo culto difícilmente es manipulable, razón por la que parece que todo lo anterior se justifica. Que no se diga que no abordamos la cultura, pero dentro de un orden y a horas relativamente inocuas para que la sed de la ilustración y el conocimiento siga vigente.

Circula por twitter un mensaje de @GramaticaReal que asegura que “el peor enemigo de un gobierno corrupto es un pueblo culto”. Si damos por cierta esta afirmación, en España, como en otros países, el gobierno no tienen enemigos. El descabezado Robespierre, al que apodaron “el incorruptible”, sostenía que “El secreto de la LIBERTAD consiste en educar a las personas, mientras que el secreto de la TIRANÍA radica en mantenerlas en la ignorancia

Algunos espacios culturales están específicamente diseñados para aburrir, es cierto; pero hay mucha oferta cultural que no se aprecia ni se valora, que existen de un modo transparente, casi clandestino, y que no consigue enganchar “a la audiencia”. Es una triste realidad que hay quien presume de no haber leído un libro en su vida, como si fuera una hazaña sobrenatural. Lo triste es que encuentran siempre alguien que les ríe la supuesta gracia.

Para André Malraux, la cultura es la suma de todas las formas de arte, de amor y de pensamiento, que, en el curso de los siglos, han permitido al hombre estar menos esclavizado. Y sin embargo se ve (la vemos) como una forma de tortura psicológica de la que es mejor alejarse lo más rápidamente posible.

Y lo cierto es que, en efecto, LA CULTURA NO ES TORTURA. Así lo afirmaba Mercedes Sosa: “La cultura es lo único que puede salvar a un pueblo, lo único, porque la cultura permite ver la miseria y combatirla. La cultura permite distinguir lo que hay que cambiar y lo que se debe dejar, como la bondad de la gente, el compartir una empanada, un vino...”
Porque, en efecto, hay cultura en una excelsa composición de ópera; en una partitura prodigiosa; en un libro que emociona y cautiva; en una escultura moderna o clásica; en una pintura flamenca, impresionista o cubista; … y en un vaso de vino o un café compartido.

En realidad, ¿Qué valor tiene toda la cultura cuando la experiencia no nos conecta con ella? (Walter Benjamin).

Se empieza a echar en falta un espacio cultural asequible, ameno, cercano, que sepa conectar con el público y que se emita antes de las tres de la madrugada. Algo que exprese con toda rotundidad que LA CULTURA NO ES TORTURA.

2 comentarios:

  1. Comparto, con permiso del autor en las Redes Sociales.

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  2. Como siempre, la garza lleva toda la razón. A veces en algunos programas, parece que decir palabras incomprensibles unidas y seguidas es algo culto, parece que cuanto más complicado sea el lenguaje mejor, así si la gente no se entera mejor. Se pueden decir las mismas frases con vocabulario normal y en un tono de voz normal, no como algunas personas que parece que entran en éxtasis. Si educaran en los colegios en humanidades, esto es arte, literatura, historia (de la de verdad), música y filosofía, nos iría mucho mejor a todos. Gracias Garza

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