Oigo, Patria,
tu aflicción y observo con desamparo cómo va creciendo el paro en esta antigua
nación. Sobre tu mustio pendón veo flotantes crespones y oigo como otras
naciones, principalmente Alemania, exigen con cierta saña un reajuste en las
pensiones.
Doquiera que
mi memoria algún recuerdo rescate, como último acicate voy a refrescar tu
historia.
Aquel tonto
del copón, que en su delirio profundo, le negaba a todo el mundo la crisis de
esta nación, en La Moncloa enrocado, negaba con destemplanza que los tiempos de
bonanza fueran a pasar de largo. Ocho años en el cargo, mirando para otro lado.
Y aun hubo en
España un hombre que bueno le está volviendo, desdiciéndose y mintiendo y
mancillando su nombre. Este eximio santurrón, que con su triunfal campaña defendía
que de España él era la salvación, mintió a toda la nación y no llegó a
percibir, ebrio de orgullo y poder, que no puede esclavo ser pueblo que sabe
sufrir.
Lloras porque
te engañaron los que justicia ofrecieron, los que recortes negaron, los que tan
sólo mintieron. No subiremos el IVA, decía en la oposición. Se bajará si se
puede, dice desde su sillón. Nada recortaremos, se subirán las pensiones, de la
nada crearemos trabajo y retribuciones.
¡Fuera!, en el
país reclama el movimiento indignado, ¡Fuera!, avivan la llama docentes y
sanitarios, ¡Fuera!, pide sin cesar un pueblo que se despierta, diciendo de
puerta a puerta que esto tiene que acabar.
Y ahora, los
indignados, ya son una mayoría y en todo el país se pide que se vayan con su
tía, y en las manifestaciones el grito de ¡FUERA! zumba, y este clamor que
retumba por todo el planeta Tierra, que a otros gobiernos aterra, lo pasan por
las cuestiones.
¡A Suiza!, clamó en su despacho el banquero codicioso. ¡A Suiza! repitió gozoso Urdangarín sin empacho. !A Suiza! dijeron sin más los que van de patriotas. Nos quedamos como idiotas al revelarse sus tretas, pues tienen cuentas secretas en Suiza y en Panamá.
¡A Suiza!, clamó en su despacho el banquero codicioso. ¡A Suiza! repitió gozoso Urdangarín sin empacho. !A Suiza! dijeron sin más los que van de patriotas. Nos quedamos como idiotas al revelarse sus tretas, pues tienen cuentas secretas en Suiza y en Panamá.
Y en el circo,
ya es sabido, hasta crecen los enanos y aquél que nombró a Mariano para ser su
sucesor, le critica sin rubor su falta de cumplimiento, y su poco atrevimiento
en cumplir lo prometido.
Barones inconformistas
por el trato de favor que se aplica con fervor a otros separatistas, reclaman
para sus reinos similares privilegios. Parece cosa de necios
Y dice el
gran embustero que no nos llega el dinero. Puedes ahorrarte el Senado, todas
las diputaciones, los asesores gorrones y a cientos de diputados. Que el
problema monetario de siempre es cosa sencilla. Si falta la calderilla gástate
lo necesario.