sábado, 13 de julio de 2013

EL SÍNDROME DE MEDEA



La especie de mamíferos superiores que se autodenomina Raza Humana, es el único primate capaz de matar deliberadamente a sus propios hijos. Ningún otro animal no humano lo hace.

A pesar de alardear de ser el único ser vivo con conciencia y discernimiento entre lo que está bien y está mal, de poseer un código ético y moral, la declaración de Cambridge, de Jaak Panksepp, Diana Reiss, David Edelman, Bruno Van Swinderen, Philip Low y Christof Koch, que fue hecha pública el 7 de julio de 2012, con ocasión del Francis Crick Memorial Conference on Consciousness in Human and non-Human Animals, en el Churchill College de la universidad de Cambridge, establece:

Evidencias convergentes indican que los animales no humanos poseen substratos neuroanatómicos, neuroquímicos y neurofisiológicos de los estados de conciencia, junto con la capacidad de exhibir comportamientos intencionales. Consecuentemente, el peso de las evidencias indica que los humanos no son únicos en la posesión de substratos neurológicos que generan consciencia. Los animales no humanos, incluyendo todos los mamíferos y pájaros, y otras muchas criaturas, también poseen estos substratos neurológicos."

Para vengarse del arrogante Jasón (por fa, nada de Yéison), Medea, que se sintió engañada y traicionada por el héroe del Argos en su búsqueda del mítico vellocino de oro, mató a sus propios hijos. 

En efecto, Jasón acordó con el rey Creonte divorciarse de Medea para unirse con la hija de éste, la princesa Glauca. La despechada Medea regaló a la futura esposa un hermoso manto, de irresistible belleza. Cuando la coqueta novia se lo probó, se prendió fuego consumiendo totalmente a Glauca y a su padre, que intentó protegerla. A continuación, y para hacer el máximo daño a Jasón, Medea mató a los dos hijos que habían tenido en común. 

El “nuevo” Medea, José (¿parecido a Jasón?) ha quemado a sus hijos envueltos en un manto de gasoil y metal hasta que se han consumido totalmente para hacer el máximo daño posible a su madre, que había solicitado el divorcio.

Esta Garza no es juez (líbrenos el hacedor supremo) ni lo pretende. Pero escucha, analiza y observa. Y si expertos contrastados dicen que en la hoguera hay huesos de humanos de entre 2 y seis años lo asume, porque no puede demostrar que no sea así.

Que el ADN, en este caso su ausencia, no permite probar si pertenecieron a Ruth y José, no impide que se sigan considerando como huesos humanos de entre 2 y seis años de edad.

¿Y si no son de Ruth y José? En este caso, otros dos humanos de entre dos y seis años habrían sido quemados en la hoguera en su lugar… sólo que los únicos niños de esas edades que han desaparecido son Ruth y José. Nadie más ha reportado o denunciado la pérdida o desaparición de niños… luego, blanco y en botella.

En la comisión de todo delito se buscan tres factores. Móvil, medios y oportunidad.

El móvil, la petición de divorcio, los patéticos y plañideros intentos de conseguir reconducir la relación, tres minutos antes de llamar a una antigua novia empleando las técnicas de seducción más insólitas. “me acuerdo de aquel beso que me negaste porque tenías un flemón” “seguro que sigues tan guapa, con esa piel tan fina que tenías”….

Los medios, una finca aislada y al abrigo de miradas indiscretas, cientos de litros de gasoil,  un montón de pastillas tranquilizantes que adquirió pero que no aparecen y no tuvo tiempo de consumir, una mesa de hierro para incrementar el calor de la combustión provocando el denominado efecto horno, etc., etc.

La oportunidad, un fin de semana que los niños pasaban con su padre, a los que dice haber paseado de un sitio a otro, pero que nadie vio, ni aparecen en las cámaras de seguridad ni hay constancia de su presencia en el parque donde alega que los perdió….

La verdad es que José/Jasón está en un brete. Yo diría que en un Bretón.

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