Cierto día, el hombre más
importante de una región muy transitada por sus vecinos del norte, del otro
lado de la cordillera fronteriza, y de
los de más allá del gran río, al sur de su territorio, fue informado de la
precariedad del único puente que unía las dos montañas más altas de sus
dominios.
Rápidamente solicitó un
exhaustivo estudio de riesgos y llegó a la conclusión de que el puente se
hundiría sin remedio si soportaba un peso mayor de 70 Kg.
Así pues, hombre sabio y
prudente, decidió suspender temporalmente el flujo de personas y mercancías y comunicar
a todos los habitantes de su lugar el problema existente, así como la
obligación de vadear el profundo río a todo peso superior a 70 Kg. que
pretendiera cruzar por este punto.
Valoró las terribles
consecuencias de un accidente, tanto a nivel de las vidas humanas que se
perderían como de los inconvenientes y cuantiosos gastos derivados de construir
un nuevo puente, ya que una parte de sus tierras quedaría incomunicada con el
resto y se interrumpiría el comercio, base y puntal de la economía local.
Diligentemente ordenó que se
dispusiera de un gran letrero a cada lado del puente, advirtiendo del riesgo y
reclamando el largo desvío a todos aquellos que rebasaran el peso establecido
como seguro.
Los artesanos de la región se
pusieron manos a la obra y elaboraron un par de carteles que indicaban
claramente el límite máximo del peso admitido y la obligación de vadear el
abismo a cualquiera que lo superase.
El responsable de comunicación le
hizo notar que un simple cartel, por sí solo, no era suficiente para disuadir a
aquellas personas que creyeran erróneamente estar por debajo del límite
aceptado. Incluso era probable que muchos no conocieran su propio peso y, por
prudencia, darían un largo y trabajoso rodeo sin necesidad.
Con estos consejos resolvió
colocar unas básculas a ambos lados del puente y añadir a los letreros ya
confeccionados instrucciones precisas y concretas para que cualquiera que
intentase cruzar la precaria pasarela conociese su peso exacto con la debida
antelación.
A una orden suya, se reabrió el
paso por la endeble construcción mientras se iniciaban los trabajos para su
apuntalamiento y refuerzo.
Los mercaderes estaban
encantados, ya que podrían por fin intercambiar sus productos, y los
comerciantes de ambos lados de la montaña vieron de nuevo prosperar sus
negocios con el tránsito fluido de viajeros.
Todo parecía indicar que la
situación estaba controlada porque, aunque algunos caminantes optaban por el
pesado rodeo, el negocio no se veía perjudicado sensiblemente.
Un día le comunicaron la terrible
desgracia. El puente había cedido bajo el peso de un habitante de las regiones
del sur, que se había precipitado al vacío destrozándose contra las rocas del
fondo.
Además del cadáver, lamentaban el fin del comercio y la prosperidad que
éste conlleva, hasta que se reconstruyera una sólida pasarela.
-
¿Acaso no miró el cartel? – preguntó recordando
las palabras de su consejero de comunicación.
-
Sí, excelencia. Lo miró detenidamente.
-
¿Y no se pesó antes de intentar cruzar?
-
Sí, excelencia. Como todos lo que le
precedieron.
-
¿El cartel ya no es legible, quizá?
-
El cartel se ve y se lee muy bien, excelencia.
Tiene letras rojas muy grandes y bien perfiladas en las que se lee claramente:
ATENCIÓ, VIATGERS:
LES VORERES
D'AQUEST PONT NO RESISTEIX MÉS D'UN QUINTAL I DUES ARROVES.
COMPROVA EN LA
BÀSCULA QUE EL TEU PES SIGUI IGUAL O MENOR A AQUEST MESURA.
PER ORDRE DEL
SENYOR D'AQUESTES TERRES, SI PESES MÉS D'UN QUINTAL I DUES ARROVES CAL QUE
PRENDRAS LA SENDERA QUE BAIXA DE LA MUNTANYA PEL RIU I TORNAR A PUJAR LA MUNTANYA
DE L'ALTRE COSTAT
-
Quizá hubiera sido mejor escribirlo también en
las lenguas de las gentes del norte y del sur…Pero ahora ya es tarde.
Moraleja: Si quieres que tu
mensaje llegue a su destino, asegúrate primero de que todo el público al que va
dirigido lo puede entender.
ATENCIÓN, VIAJEROS:
ResponderEliminarLAS ACERAS DE ESTE PUENTE NO RESISTE MÁS DE UN QUINTAL Y DOS ARROBAS.
COMPRUEBA EN LA BÁSCULA QUE TU PESO SEA IGUAL O MENOR A ESTE MEDIDA.
POR ORDEN DEL SEÑOR DE ESTAS TIERRAS, SI PESAS MÁS DE UN QUINTAL Y DOS ARROBAS HACE FALTA QUE PRENDRAS EL SENDERO QUE BAJA DE LA MONTAÑA POR EL RÍO Y VOLVER A SUBIR LA MONTAÑA DEL OTRO LADO.......OJU, menos mal que internet también traduce del mallorquín al español.
Pozí, Ojú!
EliminarInternet enseña algunas veces a los que no sabemos. De todos formas el español es poco dado a querer aprender otras lenguas y otros idiomas.
EliminarEs poco dado a aprender, en efecto.
EliminarQue bueno Chema!! El mensaje debe ser: Alto, claro.... y comprensible ;)
ResponderEliminarY, además, confirmado. Se pretende decir una cosa, se dice otra parecida, se entiende otra similar y si no se confirma, muchas veces se tergiversa o malinterpreta.
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