El
presidente de las cortes tomó la palabra a continuación.
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Queda proclamado Rey de España,
don Felipe de Borbón y Grecia, que reinará con el nombre de Felipe VI. ¡Viva
España!, ¡Viva el Rey!
El
primer gesto del nuevo monarca fue abrazar a sus padres, hermanas y esposa.
Tras un cariñoso gesto con la mano a sus hijas, tomó la palabra.
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El primer rey Borbón de España,
Felipe de Anjou, futuro Felipe V de Borbón, fue nombrado heredero de la corona
de los reinos de España por Carlos II, el último rey de la casa de Habsburgo,
cuyo testamento juró respetar.
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Esto promete – dijo alguien
aprovechando la pausa del orador.
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…a quien nombró «sucesor de todos
mis Reinos y dominios, sin excepción de ninguna parte de ellos», con lo que
invalidaba los dos tratados de partición previos a su última voluntad.
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¿A qué vendrá este salto al
pasado? – dijo Pepa, un tanto decepcionada con el hilo del discurso.
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… en su testamento Carlos II
estableció dos normas de gran importancia que el futuro Felipe V no cumplió. La
primera era el encargo expreso a sus sucesores de que mantuvieran "los mismos tribunales y formas de gobierno"
de su Monarquía y de que "muy
especialmente guarden las leyes y fueros de mis reinos, en que todo su gobierno
se administre por naturales de ellos, sin dispensar en esto por ninguna causa;
pues además del derecho que para esto tienen los mismos reinos, se han hallado
sumos inconvenientes en lo contrario”.
Don
Felipe VI hizo otra pausa para dejar que se asimilaran sus palabras.
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También dijo que la posesión de sus
Reinos y señoríos por Felipe de Anjou y el reconocimiento por sus súbditos y
vasallos como su rey y señor natural, tendría que ir precedida por el juramento
que debe hacer “de observar las leyes, fueros y costumbres de dichos mis Reinos
y señoríos".
Nueva
pausa. Don Felipe miraba a los bancos de los diferentes partidos directamente,
casi desafiante, sin apartar la mirada ni centrase en algún punto lejano. Como
si mirase a cada uno de los presentes directamente a los ojos.
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Para no abundar, sólo diré que en
el resto del testamento se incluían nueve referencias directas más al respeto
de las "leyes, fueros, constituciones y costumbres" de cada reino.
Se
volvió hacia su esposa, con un gesto que se podría interpretar como un “allá
vamos”
-
Es evidente que mi antecesor en el
nombre y en la corona no cumplió sus compromisos y, como consecuencia de su
interés inicial en unir su herencia con la corona de Francia, entre otras
razones, se produjo la Guerra de Sucesión española, cuyas heridas, tres siglos
más tarde, algunos se empeñan en mantener abiertas.
Un
rumor sordo se extendió por los bancos de los grupos nacionalistas, con algunas
incipientes protestas.
-
Como ha dicho Su Majestad el Rey,
en su discurso de abdicación, no me mueve más el amor por la corona que el amor
por España para hacer la siguiente declaración.
El
murmullo, esta vez de asombro y expectación, inundó el ámbito de las cortes
generales durante unos segundos. Don Felipe pidió calma con un gesto y
prosiguió.
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Los bienintencionados padres de la
constitución quisieron remediar este desliz histórico, cometiendo otro mucho
mayor, al que se conoce como “café con leche para todos”, lo que se tradujo en
la España de las Autonomías.
Ahora
las voces críticas ya eran audibles a través de los micrófonos de ambiente. No
obstante, Don Felipe seguía sonriendo, como si no fueran con él.
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En la práctica esto ha convertido
al reino de España en una monarquía con diecisiete repúblicas autónomas, donde antes
sólo había cuatro reinos.
Desoyendo
las voces claramente contrarias a su discurso y su persona, el nuevo monarca
prosiguió su alegato.
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Como actual Jefe del Estado
español y titular de la corona, propongo – hizo un breve pausa hasta que se
hizo el silencio – Propongo cumplir el compromiso que mi antecesor en el nombre
no cumplió. Me ofrezco para presidir un gobierno de transición hacia una nueva
forma de estado y de gobierno. Hago un llamamiento a la vecina república de
Portugal y a las diferentes repúblicas autónomas del estado español para que
constituyan una potente república federal Ibérica o bien, mantener una confederación
de monarquías entre los cinco reinos históricos de la península. Portugal,
Castilla, Navarra, Aragón y Al-Ándalus, con sus instituciones y estructuras
tradicionales.
Ahora
el silencio era total. Nadie se quería perder ni una sílaba de las palabras del
joven monarca y las bocas y ojos se abrían en una expresión de asombro
generalizado.
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Es cierto que alguien tiene que
ceder en este proceso, por eso la corona quiere dar ejemplo y está dispuesta al
máximo sacrificio, si así lo quieren los españoles. Entendemos que es la única
alternativa posible al gasto y despilfarro que suponen mantener, además de un
gobierno central, diecisiete presidentes de gobierno, con sus respectivos
gabinetes, consejeros, asesores, instituciones, etc. Pido formalmente al señor
presidente del gobierno que inicie lo necesario para suprimir el Senado y que
se realicen los contactos oportunos para recabar la opinión y sugerencias de la
vecina República de Portugal, para converger en una nueva nación más fuerte y
con mayor peso en Europa y en el mundo ¡Vivan los reinos de España!
Todas
sus señorías puestas en pie aplaudían con entusiasmo la valentía de Don Felipe,
su capacidad de renuncia y la osadía de lanzar semejante propuesta nada más
recibir la corona y ser refrendado por las cortes generales como Jefe del
Estado del Reino de España.
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