lunes, 20 de enero de 2014

SOLUCIÓN DE HOY A PROBLEMAS DE AYER



El presidente de las cortes tomó la palabra a continuación.
-        Queda proclamado Rey de España, don Felipe de Borbón y Grecia, que reinará con el nombre de Felipe VI. ¡Viva España!, ¡Viva el Rey!
El primer gesto del nuevo monarca fue abrazar a sus padres, hermanas y esposa. Tras un cariñoso gesto con la mano a sus hijas, tomó la palabra.
-        El primer rey Borbón de España, Felipe de Anjou, futuro Felipe V de Borbón, fue nombrado heredero de la corona de los reinos de España por Carlos II, el último rey de la casa de Habsburgo, cuyo testamento juró respetar.
-        Esto promete – dijo alguien aprovechando la pausa del orador.
-        …a quien nombró «sucesor de todos mis Reinos y dominios, sin excepción de ninguna parte de ellos», con lo que invalidaba los dos tratados de partición previos a su última voluntad.
-        ¿A qué vendrá este salto al pasado? – dijo Pepa, un tanto decepcionada con el hilo del discurso.
-        … en su testamento Carlos II estableció dos normas de gran importancia que el futuro Felipe V no cumplió. La primera era el encargo expreso a sus sucesores de que mantuvieran "los mismos tribunales y formas de gobierno" de su Monarquía y de que "muy especialmente guarden las leyes y fueros de mis reinos, en que todo su gobierno se administre por naturales de ellos, sin dispensar en esto por ninguna causa; pues además del derecho que para esto tienen los mismos reinos, se han hallado sumos inconvenientes en lo contrario”.
Don Felipe VI hizo otra pausa para dejar que se asimilaran sus palabras.
-        También dijo que  la posesión  de  sus Reinos y señoríos por Felipe de Anjou y el reconocimiento por sus súbditos y vasallos como su rey y señor natural, tendría que ir precedida por el juramento que debe hacer “de observar las leyes, fueros y costumbres de dichos mis Reinos y señoríos".
Nueva pausa. Don Felipe miraba a los bancos de los diferentes partidos directamente, casi desafiante, sin apartar la mirada ni centrase en algún punto lejano. Como si mirase a cada uno de los presentes directamente a los ojos.
-        Para no abundar, sólo diré que en el resto del testamento se incluían nueve referencias directas más al respeto de las "leyes, fueros, constituciones y costumbres" de cada reino.
Se volvió hacia su esposa, con un gesto que se podría interpretar como un “allá vamos”
-        Es evidente que mi antecesor en el nombre y en la corona no cumplió sus compromisos y, como consecuencia de su interés inicial en unir su herencia con la corona de Francia, entre otras razones, se produjo la Guerra de Sucesión española, cuyas heridas, tres siglos más tarde, algunos se empeñan en mantener abiertas.
Un rumor sordo se extendió por los bancos de los grupos nacionalistas, con algunas incipientes protestas.
-        Como ha dicho Su Majestad el Rey, en su discurso de abdicación, no me mueve más el amor por la corona que el amor por España para hacer la siguiente declaración.
El murmullo, esta vez de asombro y expectación, inundó el ámbito de las cortes generales durante unos segundos. Don Felipe pidió calma con un gesto y prosiguió.
-        Los bienintencionados padres de la constitución quisieron remediar este desliz histórico, cometiendo otro mucho mayor, al que se conoce como “café con leche para todos”, lo que se tradujo en la España de las Autonomías.
Ahora las voces críticas ya eran audibles a través de los micrófonos de ambiente. No obstante, Don Felipe seguía sonriendo, como si no fueran con él.
-        En la práctica esto ha convertido al reino de España en una monarquía con diecisiete repúblicas autónomas, donde antes sólo había cuatro reinos.
Desoyendo las voces claramente contrarias a su discurso y su persona, el nuevo monarca prosiguió su alegato.
-        Como actual Jefe del Estado español y titular de la corona, propongo – hizo un breve pausa hasta que se hizo el silencio – Propongo cumplir el compromiso que mi antecesor en el nombre no cumplió. Me ofrezco para presidir un gobierno de transición hacia una nueva forma de estado y de gobierno. Hago un llamamiento a la vecina república de Portugal y a las diferentes repúblicas autónomas del estado español para que constituyan una potente república federal Ibérica o bien, mantener una confederación de monarquías entre los cinco reinos históricos de la península. Portugal, Castilla, Navarra, Aragón y Al-Ándalus, con sus instituciones y estructuras tradicionales.
Ahora el silencio era total. Nadie se quería perder ni una sílaba de las palabras del joven monarca y las bocas y ojos se abrían en una expresión de asombro generalizado.
-        Es cierto que alguien tiene que ceder en este proceso, por eso la corona quiere dar ejemplo y está dispuesta al máximo sacrificio, si así lo quieren los españoles. Entendemos que es la única alternativa posible al gasto y despilfarro que suponen mantener, además de un gobierno central, diecisiete presidentes de gobierno, con sus respectivos gabinetes, consejeros, asesores, instituciones, etc. Pido formalmente al señor presidente del gobierno que inicie lo necesario para suprimir el Senado y que se realicen los contactos oportunos para recabar la opinión y sugerencias de la vecina República de Portugal, para converger en una nueva nación más fuerte y con mayor peso en Europa y en el mundo ¡Vivan los reinos de España!
Todas sus señorías puestas en pie aplaudían con entusiasmo la valentía de Don Felipe, su capacidad de renuncia y la osadía de lanzar semejante propuesta nada más recibir la corona y ser refrendado por las cortes generales como Jefe del Estado del Reino de España.

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