Esta Garza, como la policía,
no cree en la casualidad. Todo efecto tiene una causa. Si le toca la lotería a
alguien será porque ha comprado un décimo y luego los bombos han compuesto el
número adecuado. Es ciertamente muy poco probable, pero no imposible. Si te
encuentras con alguien o con algo inesperadamente, es porque se han iniciado
una serie de movimientos previos que han desembocado en la coincidencia en el
tiempo y en el espacio.
Para muchas personas es más
cómodo atribuir las consecuencias de sus actos a la casualidad y así se ahorran
tener que analizar la causalidad.
Esto mismo ocurrió con Marina y Fuencis, habituales de la Dama de Trébol y con Beatriz, Toya y esta Garza el pasado miércoles. ¿Motivo? Era
el cumpleaños de Marina. ¿Efecto? Un
café mañanero auspiciado por las modernas aplicaciones informáticas, como dijo
José María. “Bienvenida la Tecnología que permite reunir personas ante el aroma
de un café”
Creo firmemente en la
probabilidad, en los actos y en sus consecuencias. En que todo efecto es
consecuencia de una causa y, por lo tanto, la suerte es un término vacío. Decía
un torero que no era nada supersticioso porque eso trae muy
mala suerte.
Obviamente tampoco creo en
la suerte, como Thomas Jefferson.
Aunque, con mucha ironía, decía que sí, que creía firmemente en la suerte y
había comprobado que cuanto más se esforzaba y trabajaba, más suerte tenía.
Causa y efecto.
También es muy importante
elegir bien el efecto que se desea obtener. En el centro de formación de ITT
España, había un enorme cartel en cada aula que decía: SI EL PRODUCTOR NO APRENDIÓ, EL INSTRUCTOR NO ENSEÑÓ. No hay
efecto, luego no hay causa.
El término “productor” era
un eufemismo para referirse a los trabajadores. Pero esta última palabra,
sinónima de “obrero” era tabú en tiempos de don Claudio. Con todo se creó la Seguridad Social y el Fuero del Trabajo. A este último se lo
cargó Felipe González y a la primera
se la quiere cargar Mariano Rajoy.
Lo cierto es que la Seguridad Social está en quiebra
técnica. Hay menos cotizantes (menos ingresos) y más beneficiarios (más
gastos). El hecho “menor ingreso y mayor gasto” tendrá como consecuencia la
quiebra total del sistema. Causa y efecto.
Alguien ha descubierto que
con lo que se paga a la Seguridad Social por parte de la empresa y los
trabajadores, se podría contratar el mejor seguro médico privado y el mejor
plan de pensiones. Ergo…vamos a privatizar todo y que cada ciudadano se
gestione sus propios seguros y planes de previsión… como en USA. Desde luego no
es casualidad lo que está pasando al respecto. Los ojos de presa del capital
privado están puestos en la Sanidad Pública y es cuestión de tiempo que se
cobren la pieza, mientras los “irresponsables políticos” miran para otro lado.
Con la creación de empleo
pasa algo parecido. Como hay iniciativas ciudadanas sin ánimo de lucro de
verdad, que ponen sus conocimientos, esperanza e ilusiones en ayudar a la gente
desempleada para que obtengan nuevas herramientas, conocimientos y habilidades para
mejorar sus expectativas profesionales, el Estado mira para otro lado mientras
saca pecho porque hay tres o cuatro parados menos que hace un año. Causa y
efecto, pero sin motivo, dadas las circunstancias.
Otros culpan a la Iglesia de
los males que aquejan al país, total porque no se limitan a vivir de sus “cotizantes”
y aceptan subvenciones del estado, justo igual que los sindicatos de clase. (Se
llama sindicatos de clase a la clase de sindicatos que claman cuando se les
recortan las subvenciones). A menor cotización y subvención, menor capacidad de
actuación en defensa de los intereses de los trabajadores, ya se sabe.
Y ya puestos a atacar a la
Iglesia, hay ateos profesionales que hacen proselitismo del ateísmo, algo así
como un apostolado pero a la inversa, que celebran “bautismos laicos”, ¡toma ya
paradoja mental! (se pueden suprimir las letras “r,a,d,o”). Incluso claman por
que se suprima la Navidad. Ilusos. La poderosa federación del comercio no
tardaría ni un segundo en ocuparlos militarmente como al planeta Naboo de Star
Wars
Claro que argumentan que
sólo sería a efectos religiosos. ¿De qué efectos hablan? En los países de
tradición cristiana los hijosdeputa lo siguen siendo antes,
durante y después de la Navidad, de modo que poco o nada influye el mensaje
navideño, excepto en las gentes de buena voluntad.
Y estas, por desgracia, son
una inmensa e inconmensurable minoría. Aunque muy necesaria.
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