En estas fechas tan comerciales
que se aproximan…
- ¡Garzaaaaa!...
Uy, perdón. En estas fechas tan
entrañablemente comerciales que se aproximan algunas familias siguen colocando “el
misterio”, también llamado “el pesebre” o “el nacimiento” o “el Belén” (Belén va con mayúsculas porque es un sitio geográfico correspondiente
a una población 9 Km. al sur de Jerusalén).
Incluso hay varias reputadas asociaciones de pesebristas (Barcelona es la que nos pilla más cerca) en la que se celebran
concursos, encuentros, etc., para los que se elaboran y difunden bases y
estatutos de obligado cumplimiento para las personas que deseen participar.
El pesebre tiene dos
significados comúnmente utilizados, y se refiere tanto al lugar o especie de
establo donde se monta “el misterio” como a un recipiente
hecho de piedra o madera en el que se pone la comida para alimento del rebaño.
No obstante, para el diccionario de la R. A. E., pesebrista es sinónimo de
belenista.
El Belén es algo más complejo y
elaborado. También hay asociaciones de belenistas, casi en cada barrio, y su montaje
requiere cierta destreza y habilidad. Tanto que cuando algo sale mal se suele
decir aquello de “menudo Belén has montado”.
Al margen de estas
consideraciones tan propias de estas entrañables fechas comerciales, a esta
garza le llama la atención el pesebre en tanto que representa un lugar adaptado
para depositar el forraje, el pienso o
los alimentos que comen los animales.
Uno de los animales que está más
acostumbrado al pesebre es el hombre.
Eso de tener un refugio seguro, comida y agua abundantes y demás se está
convirtiendo en una vocación que cuenta cada vez con más seguidores. Y ya que
el hombre es un animal, aunque sea un animal político, según un tal Aristóteles, en cierto modo es lógica
su afición al pesebrismo.
Como esta garza no le hace ni
sombra al gran Ari, sólo considera
que el hombre es un animal gregario, como todos los demás. Aunque bien mirado,
hay ciertos políticos bastante animales y animales mucho más humanos que los
políticos.
El caso es que cada vez es más
frecuente encontrar a pesebristas
profesionales, que, una vez aceptado el pienso que les dan, no protestan
por nada, no se quejan de nada, todo les parece bien (aunque piensen lo
contrario) y todo es paz y armonía siempre que el pesebre rebose.
Estas personas solían formar
parte del batallón de tontos útiles que precisa cualquier idea para prosperar
pero poco a poco va calando en otros estamentos de la sociedad y ya se
encuentran en las clases trabajadoras, con relación a sus empresas, en las
llamadas profesiones liberales, respecto a sus colegios profesionales y hasta
en el mundo de la cultura. Pesebristas.
A las personas con cierta dignidad
siempre les ha repugnado el pesebrismo. Afamados críticos, escritores meritorios, antisistemas vocacionales, etc., una vez nombrados asesores, colaboradores o
cargos de lo que sea, abandonan sus sesudas reflexiones y no se les cae el Amén
de la boca. Pesebristas.
Y por si fuera poco, ya no se
protesta por casi nada. Oí decir a un joven de 36 años que en las
manifestaciones hay más gente de más de 60 que de menos de 40. ¿Nos estamos
volviendo pesebristas?
El gobierno anuncia leyes
decimonónicas, por el bien de la ciudadanía, por supuesto, y no pasa nada….
Virgencita, virgencita: ¡Que me quede como estoy!
Ahora bien, como no le den la
bola dorada al genio de Madeira, menudo belén se va a montar.
No sé si “A las aladas almas de las rosas del
almendro de nata” el compañero del alma, Miguel Hernández sería capaz
de escribir ahora lo de que:
Los bueyes doblan la frente,
impotentemente mansa,
delante de los castigos:
los leones la levantan
y al mismo tiempo castigan
con su clamorosa zarpa.
No soy un de pueblo de bueyes,
que soy de un pueblo que
embargan
yacimientos de leones,
desfiladeros de águilas
y cordilleras de toros
con el orgullo en el asta.
Nunca medraron los bueyes
en los páramos de España.
¿Quién habló de echar un yugo
ResponderEliminarsobre el cuello de esta raza?
¿Quién ha puesto al huracán
jamás ni yugos ni trabas,
ni quién al rayo detuvo
prisionero en una jaula?
Asturianos de braveza,
vascos de piedra blindada,
valencianos de alegría
y castellanos de alma,
labrados como la tierra
y airosos como las alas;
andaluces de relámpagos,
nacidos entre guitarras
y forjados en los yunques
torrenciales de las lágrimas;
extremeños de centeno,
gallegos de lluvia y calma,
catalanes de firmeza,
aragoneses de casta,
murcianos de dinamita
frutalmente propagada,
leoneses, navarros, dueños
del hambre, el sudor y el hacha,
reyes de la minería,
señores de la labranza,
hombres que entre las raíces,
como raíces gallardas,
vais de la vida a la muerte,
vais de la nada a la nada:
yugos os quieren poner
gentes de la hierba mala,
yugos que habéis de dejar
rotos sobre sus espaldas.
Crepúsculo de los bueyes
está despuntando el alba.
Los bueyes mueren vestidos
de humildad y olor de cuadra:
las águilas, los leones
y los toros de arrogancia,
y detrás de ellos, el cielo
ni se enturbia ni se acaba.
La agonía de los bueyes
tiene pequeña la cara,
la del animal varón
toda la creación agranda.
Si me muero, que me muera
con la cabeza muy alta.
Muerto y veinte veces muerto,
la boca contra la grama,
tendré apretados los dientes
y decidida la barba.
Cantando espero a la muerte,
que hay ruiseñores que cantan
encima de los fusiles
y en medio de las batallas.
Vientos del pueblo me llevan,
Eliminarvientos del pueblo me arrastran,
me esparcen el corazón
y me aventan la garganta.
M. Hernádez, a la mayor gloria de este pueblo.