miércoles, 28 de noviembre de 2012

XXVII. MIT DER DUMMHEIT KÄMPFEN GÖTTER SELBST VERGEBENS (Friedrich Schiller)




El autor de Ode an die Freude a quien el genial sordo puso música en la que fue su novena sinfonía, estaba poseído de cierto fatalismo respecto de las capacidades de sus semejantes para superar dificultades aparentemente sencillas de solucionar.

En su Die Jungfrau von Orléans , Juana de Arco, desbordada por la estulticia que la rodea exclama: Contra la estupidez, los propios dioses luchan en vano.

Una de las afirmaciones más conocidas de Albert Einstein dice así: La estupidez humana y el universo son infinitos, y no estoy muy seguro de lo segundo.

Francisco de Quevedo, pertinaz y rebelde iconoclasta, que se atrevió a llamar coja en su propia cara a la reina Mariana de Austria, dijo: Todos los que parecen estúpidos, lo son y, además, también lo son la mitad de los que no lo parecen.

Jules Renard  fue más allá: Estupidez humana. Humana sobra, realmente los únicos estúpidos somos los humanos. Estupidez humana, valga la redundancia.

Imagino la noticia: Una persona de la Patagonia, católica practicante, pide perdón por la condena y posterior ejecución de Giordano Bruno. “Fue un error –ha declarado- que las jerarquías eclesiásticas lo condenasen a morir en la hoguera por defender el heliocentrismo”

Los asombrados lectores se preguntarán por qué no ha sido el propio Roberto Belarmino, o en su defecto, sus sucesores en el cargo o sus superiores jerárquicos los encargados de pedir perdón. 

En efecto, fue el propio Papa (Juan pablo II) el que solicitó perdón en 1992 por el caso Galileo, y fue el propio Papa  de nuevo, en 2000, el que pidió perdón por el caso Giordano Bruno. Esto no anula la terrible injusticia, pero, al menos, se reconoce que se cometió un error.



Recientemente un grupo de militantes del anterior partido gobernante ha editado un video en el que piden perdón por los errores de acción o desidia (también se peca por omisión) que sus dirigentes pudieron cometer en la anterior legislatura. 

Es como si el socio número 67.456 del F. C. Barcelona pidiera perdón a toda España por los problemas de gestión de los presidentes Nuñez o Gaspart. Lo adecuado es que el acto de atrición (nunca sería de perfecta contrición) lo realicen los propios gestores o, en su defecto, sus sucesores en el cargo.

Pido perdón públicamente por todas las palomas que estropean edificios y monumentos públicos y que alguna que otra vez han abonado las sesudas cabezas humanas.

MIT DER DUMMHEIT KÄMPFEN GÖTTER SELBST VERGEBENS
Contra la estupidez, los propios dioses luchan en vano.

3 comentarios:

  1. Yo también pido perdón por las palomas que hacen sus necesidades en el aire, y éstas caen en los trajes.....de faena...

    ResponderEliminar