En Plymouth cuentan que
en 1620, en uno de los viajes del Mayflower,
arribó a las costas de Nueva Inglaterra
un contingente de hambrientos y empobrecidos emigrantes ingleses. Los nativos
de Massachusetts recibieron
amistosamente a los famélicos recién llegados y compartieron con los peregrinos
sus conocimientos sobre las cosechas de la nueva tierra y les enseñaron a cazar
y a curar la carne de las piezas cobradas. De esta forma consiguieron
sobrevivir al durísimo invierno local.
La celebración de las cosechas
era una tradición muy europea, que según los escritores y profesores Robyn Gioia y Michael Gannon de la Universidad de Florida, fue llevada a cabo por primera vez por los españoles el 8
de septiembre de 1565, en lo que hoy es Saint
Augustine, Florida. La joven colonia
de Plymouth también organizó su
propia celebración, aunque sin olvidar cómo y por qué habían conseguido obtener
su primera y abundante cosecha.
Por este motivo, y en
agradecimiento por su ayuda y protección, los nuevos colonos invitaron a sus
benefactores a compartir sus manjares y celebración. Había nacido el Día de
Acción de Gracias que, en la actualidad, se celebra el cuarto jueves del mes de
noviembre. La imagen muestra el cuadro “El
primer día de acción de gracias” pintado por Jean Leon Gerome Ferris.
La celebración del
clásico Thanksgiving Day ha tenido diversas fechas a lo largo de su
historia. El
primer presidente de los EE.UU, George Washington declaró el primer día
de acción de gracias el 19 de febrero de 1795. Más tarde, Abraham Lincoln escogió el 3 de octubre de 1863 como día de
reflexión y agradecimiento. Finalmente, el presidente Theodore Roosevelt cambió en 1941 el día de acción de gracias al
cuarto jueves el mes de noviembre, que, de momento, sigue siendo el día en que se celebra esta
festividad.
En la práctica, el
espíritu de agradecimiento inicial se diluyó con la llegada de nuevas remesas
de emigrantes que iniciaron un proceso de expansión que entró en conflicto con
los poseedores legítimos de las tierras. En una sola incursión de la conocida
como "La Guerra del Rey Philipe"
de 1675 a 1676 alrededor de "60.000 indios fueron exterminados. Con gozo Cotton Mather, Reverendo Pastor de la
Segunda Iglesia de Boston, mas tarde se refirió a la matanza como una fiesta de
'carne asada'."
En resumen: Antes de la
llegada de los ingleses, los indios Abenaki
del oeste de New Hampshire y Vermont llegaban a 12.000 individuos En
menos de medio siglo sólo sobrevivieron
250 (un porcentaje de destrucción del 98%). Los Pocumtuck eran mas de 18,000, 50 años mas tarde solamente quedaban
920 (95% destruidos). Los Quiripi-Unquachog contaban con alrededor
de 30,000, 50 años mas tarde los números caían a 1.500 (95%) destruidos. Los
Massachusetts eran por lo menos 40.000, 50 años mas tarde apenas 6.000 continuaban
vivos ( 81% destruidos). A pesar de todo, el exterminio no había hecho más que
empezar. Y, desde luego, no fue tan épico ni romántico como narra Fenimore Cooper en El último de los Mohicanos.
El resto ya lo conocemos.
Los pocos supervivientes están confinados en reservas en las que llevan una
vida de atracción turística, vendiendo cerámica y artesanía a los atónitos
visitantes.
Cuando algún
coleccionista de filigranas agradece un gesto, con un inevitable Thank you, los
educados indios responden con cortesía You
welcome
Pero en su fuero interno
deben pensar por favor, no me des las gracias.
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