Laurence
J. Peter, catedrático de ciencias de la educación de la Universidad
del Sur de California había observado, no sin cierto estupor, que las personas
que realizan bien su trabajo son promocionadas a puestos de mayor
responsabilidad, hasta que alcanzan una posición en las que son completamente
inútiles.
En efecto, comprobó cómo muy buenos profesores degeneraban
en pésimos jefes de estudio, excelentes mecánicos
se volvían espantosos jefes de taller y sublimes actores se reconvertían en
directores escénicos insufribles Esta
constatación, formulada parafraseando al teorema de Arquímedes, le llevó a
enunciar su célebre principio, formulado en su libro The Peter Principle, de 1969, donde afirma que:
“Toda
persona sumergida en una organización jerárquica, tiende a ascender hasta
alcanzar su nivel de incompetencia: la nata sube hasta cortarse.”
Peter concluye que tarde o temprano, todo puesto de
cierto nivel tiende a ser ocupado por un
empleado que es incompetente para el desempeño del mismo, y que finalmente el
trabajo se realiza por empleados que aún no han alcanzado su nivel de
incompetencia.
Con todo, parece que no fue el primero en darse cuenta de
semejante perogrullada, que le permitió vender millones de ejemplares en todo
el mundo hasta convertir su amena lectura en un clásico del management, En 1910, Don José Ortega y Gasset (antes Lista)
abrió el camino al afirmar que “Todos los empleados públicos deberían
descender a su grado inmediato inferior, porque han sido ascendidos hasta
volverse incompetentes”.
Suponiendo que Ortega se refiriera a TODA la función
pública, su frase alcanzaría has el mismo presidente de la República, al primer
ministro y a todo su gabinete.
A lo largo de la historia muchos gobernantes han
soslayado estos principios (El de Peter y el de Ortega) colocando directamente
a sus familiares, allegados y amigos en puestos de relevancia sin pasar por la
escala de ascensión (escalafón).
Pisistrato,
durante su tiranía, para proteger sus planes para el pueblo de Atenas, entregó
la mayoría de los cargos políticos y públicos a sus familiares y amigos más
cercanos. Según confesó, lo hizo para
que ninguno de los aristócratas atenienses utilizara el poder para implantar de
nuevo las desigualdades sociales que demandaba la oligarquía de la ciudad-estado
de Atenas.
Pompeyo otorgó
importantes responsabilidades a su yerno Metelo Escipión (de nula capacidad
en el ámbito militar) y fue denunciado por Marco Antonio ante el Senado.
El Papa Calixto III, de la familia Borja, convirtió a dos de sus sobrinos en cardenales; uno de los cuales, Rodrigo, usó esta posición para finalmente llegar a ser pontífice (Alejandro VI). El mismo Alejandro VI promovió al joven Alejandro Farnesio, hermano de su amante Julia Farnesio, como cardenal; que llegaría a ser Papa con el nombre de Pablo III. A su vez, Pablo III promovió como cardenales a sus dos sobrinos (de catorce y dieciséis años).
Napoleón Bonaparte otorgó a sus familiares títulos de alto nivel, como a José Bonaparte, al que nombró nada menos que Rey de España.
Más modernamente, se ha creado una empresa de gestión
sanitaria con un nombre imposible, CAPIO
SANIDAD, en cuyo directorio figuran personalidades tan ligadas a la
práctica sanitaria como D. Rodrigo Rato
y D. Ignacio López del Hierro, cuyas
formaciones en esta área son las de doctor en Economía Política el señor Rato y consejero de Gecina y asesor de Avanzit, el
señor López del Hierro. Este último además está casado con María Dolores de Cospedal y es primo hermano de José María Álvarez del Manzano, ex
alcalde de Madrid.
Tratándose de personas relacionadas con el poder y la
aristocracia económica, no cabe pensar que sus nombramientos estén inspirados
por el espíritu de Pisistrato, sino más bien en un intento de soslayar que
ascienden escalonadamente hasta revelar su propia incompetencia. Al Sr. Rato se
le conoce como el primer presidente de Bankia,
de infeliz recuerdo y al segundo por unos pequeños problemas con la Comisión Nacional
del Mercado de Valores, que le sancionó por falta grave el 18 de mayo de 2005.
Pero seguro, seguro que en CAPIO lo bordan.
Peter y Ortega se quedaron cortos….conocemos el
principio, pero ESTO no tiene fin.
Todo queda en familia, muy bien repartidito.
ResponderEliminarSiempre es igual, esto no cambia.
Serán inútiles y torpes, pero en lo del trinque pocos les ganan
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