viernes, 2 de noviembre de 2012

XI. NOCHE DE ÁNIMAS


Cuando los europeos empezaron la colonización del continente del otro lado del océano, llevaron con ellos sus creencias, tradiciones y leyendas. Temas con más de mil años de antigüedad  de origen celta, latino, griego, sajón o escandinavo, reconvertidos muchos de ellos al cristianismo y asimilados por la Iglesia como festividades religiosas.

En el crisol del nuevo continente muchas de estas tradiciones se han vuelto a cocinar, con el resultado de un nuevo plato con diferente sabor, pero basado en los mismos ingredientes.

De este modo, el San  Nicolás (Sinterklaas) que visita a los niños en Holanda para llevarles regalos se convierte en Santa Claus, con la misma misión de regalar, pero con nuevos ingredientes, mezclando temas nórdicos con el mayor invento de la humanidad: El comercio.

Cuando los inmigrantes holandeses fundaron la ciudad de Nueva Ámsterdam, más tarde llamada Nueva York, obviamente llevaron con ellos sus costumbres y mitos, entre ellos el de Sinterklaas, su patrono (cuya festividad se celebra en Holanda entre el 5 y el 6 de diciembre).

En 1809 el escritor Washington Irving, escribió una sátira, Historia de Nueva York, en la que deformó al santo holandés, Sinterklaas, en la burda pronunciación angloparlante Santa Claus.

Algo parecido sucede son la fiesta celta del Samhain y la festividad cristiana del Día de Todos los Santos. En gran parte, es una celebración secular aunque algunos consideran que posee un trasfondo religioso. Los inmigrantes irlandeses transmitieron versiones de la tradición a América del Norte durante la Gran hambruna irlandesa de 1840, dando origen al All Hallows Eve (Víspera de Todos los Santos), cuya contracción conocemos como Halloween.

En Aragón y otros lugares de Europa, algunas poblaciones están haciendo intentos por recuperar la noche de Samhain o Samain. En la Dama de Trébol, coqueto establecimiento a orillas del canalizado Manzanares, decidieron celebrar la noche de todos los santos con pasajes de una obra de teatro que transcurre precisamente en esa tétrica noche, y que cuenta las aventuras del mayor fantasma que jamás ha existido: Don Juan Tenorio.

Como el texto original es muy conocido, se decidieron por una adaptación al tiempo y el lugar. Lamentablemente, no demasiado lejos, se celebraba una de las llamadas macro fiestas en honor a Halloween, en un recinto abarrotado en el que, entre menores de edad, también se permitió la entrada de material pirotécnico. La avalancha que se produjo con los primeros estallidos dejó tres jóvenes muertas, dos más en estado grave y un elevado número de contusiones.

Las garzas nunca entenderemos la manía de los humanos de divertirse a fecha fija, de acuerdo a un calendario preestablecido; pero lo triste es que una celebración programada para el disfrute se ha convertido en un oscuro drama y el cruce de acusaciones, tan habitual en el género humano, no permite esclarecer ni depurar responsabilidades: Puertas cerradas, aforo desbordado, pirotecnia, nervios, menores, falta de previsión, fallos de seguridad…. 

Y tres jóvenes tragedias.


3 comentarios:

  1. Ya son cuatro las tragedias sin sentido que se cobro esa macabra noche, ahora nadie se hara responsable y se pasaran la pelota unos a otros con tal de no pagar por este drama que se podia haber evitado.

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    1. Tienes toda la razón. Lo peor no son los testimonios que aseguran que se vendieron más del doble de entradas del aforo autorizado, con el consiguiente desprecio a la normativa sobre espectáculos y al fisco. Lo más grave es el desprecio absoluto por la seguridad de sus clientes y consecuentemente, con la vida humana.

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